¡Atrévete a viajar sola!

Escrito por: Tere Díaz

Tiempo de lectura: 9 minutos

 

A continuación te comparto una reflexión y algunos tips para que consideres la posibilidad de viajar sola.

 

Amo tener pareja, pero la sotería no me ha detenido a vivir.

Y para mí parte de vivir es viajar…

Soy la mayor de una familia de cuatro hermanas. Desde muy chicas mi papá compartió con nosotras su deseo de viajar; de conocer México y, de a poquito, el mundo. Comida, vestuarios, modismos, idiomas, usanzas, paisajes, personas, costumbres, cultura y demás generaban un cúmulo de experiencias que inundaban nuestros viajes familiares.

 

Desde nuestra ida por un día a Cuautla -con inflables para disfrutar del sol, una alberca y un picnic- hasta la travesía a la India y sus confines -donde ya adultas nosotras lideréabamos el viaje-, la espera de las vacaciones ha sido siempre la anticipación de una aventura que mezcla aprendizaje, convivio y placer.

 

Durante los siete años que pasé en soltería, me asombraba observar -a diestra y siniestra-  amistades y familiares que se sorprendían de mi peregrinar por el mundo en completa soledad. “Pero ¿no te aburres?” “¿Nunca has sentido miedo?” “¿No te incomoda sentarte solita a comer?”. Es difícil explicar algo que tan naturalmente se disfruta. Más que explicarles me quedo pensando en silencio: ¿Pero cuál peregrinar si me llevo a mi misma? ¿Cómo decirles que una maleta suficiente y un sin fin de curiosidades e inquietudes son una compañía “a todo dar”?

 

Entre lo desconocido y el deseo de la aventura.

Un portal estadístico internacional, llamado Statista, afirma que el 70% de los viajeros mundiales son mujeres, y Booking.com agrega que el 62% de las mujeres latinoamericanas han hecho al menos un viaje fuera de su país. Sí, para viajar se necesita alguito -o muchito- dinero, lo sé, pero también se requiere la firme decisión de quererlo realizar.

 

¿Que sí quieres pero que te da miedo viajar sola?

Hazlo, y sí, hazlo con algo de temor, con mucha incertidumbre con las precauciones necesarias y con suficientes previsiones.

No serás ni la primera ni la última mujer que viaja sola. La experiencia, cualquiera que sea, lo vale. Yo me atrevo a decir que mis grandes transformaciones vitales han derivado de algún viaje en soledad.

 

 

Por eso te comparto algunas indicaciones, lo demás, ya tu me lo compartirás:

      • Elige un destino e investígalo; inicia con algún lugar que, siendo un reto, no te represente un problema en cuanto a costo, lenguaje y distancia. A mí me encanta elegir lugares que aparecieron en la lectura de alguna novela o en algún documental.
      • Infórmate a través de alguna agencia de viajes o internet, conoce recomendaciones,  visitas y en qué fecha del año es más conveniente viajar. Yo tiendo a preguntar a amigos o conocidos que ya han tenido la experiencia de estar por allá.
      • Decide dónde hospedarte; un lugar céntrico, bien conectado y suficientemente recomendado te facilitará tus pininos en el exterior. Para mí, Airbnb ha sido la oportunidad de llegar a casa de un lugareño y sentir que alguién espera mi llegada, me apoya, me sugiere,  pero no invade mi intimidad.
      • No te expongas; infórmate de la seguridad del lugar que visitas y extrema precauciones en cuanto a recorrer zonas de riesgo, realizar actividades comprometedoras que ni en tu ciudad de origen llevarías a cabo y, claro, ten a mano siempre una “salida de seguridad”. Confía en tu intuición, pero no excluyas la prevención. Yo tiendo a informar a mi gente querida y cercana dónde me encuentro, compartiéndoles datos del lugar.
      • Mantente conectada; dispón, lo más posible, de conexión de internet. A mí me gusta, por seguridad y por agilidad, llevar un internet portátil si es que el plan de mi celular no tiene alcance suficiente en determinado lugar.
      • Contrata experiencias locales; participar en tours, caminatas, visitas guíadas, clases locales te permitirá vivenciar los usos y constumbres lugareños y conocer gente diversa y particular. Además de ciertas visitas “de cajón” que hago por mi cuenta, las experiencias “menos turísticas” -alguna clase de cocina, la visita a ciertos mercados, una cata de vinos en alguna terraza  local- dan la sensación de estar casa y no solamente de turistear.
      • Déjate permear por la experiencia; cuando vas absorbiendo con tus 5 sentidos los distintos lugares puedes experimentar diferentes necesidades, anhelos, competencias y otras formas no exploradas de ser tú. Cuando viajo yo suelto mi roles del día a día y exploro otras posibilidades de conecterme conmigo misma y manifestarme a mi al rededor.

El miedo de viajar sola se doma viajando, y es el manejo de ese “nerviecillo” el que te llevará a atravesar tus temores, a descubrir nuevos mundos, a diseñar nuevos “selves” y a enriquecerte con lo que te brinda cada lugar.

¡Buen viaje!

 

(Visited 211 times, 1 visits today)