¿Vivo bajo un techo de cristal interno?

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Es un hecho innegable que muchas mujeres lucharon en el pasado para que ahora gocemos de los derechos que tenemos en diferentes ámbitos, lamentablemente también es innegable que seguimos viviendo bajo una cultura donde todavía se espera que las mujeres “actúen de cierta manera” conforme a roles de género.

Un ejemplo de ello lo describe el término “techo de cristal”, que se utiliza para referir a los diversos obstáculos que impiden a una mujer calificada alcanzar puestos de alto nivel en una organización, dejando claro que jugamos partidos en los que la cancha no está pareja.

Pero ¿qué pasa cuando vivimos con un “techo de cristal interno”? Las mujeres muchas veces nos enfrentamos a nosotras mismas limitándonos con creencias, culpas, miedos e inseguridades que nos impiden tomar decisiones constructivas y valiosas para nuestro proyecto de vida.

 

Mujer frente a computadora con preocupaciones atrás en ilustración
¿Cuándo vivimos con un techo de cristal interno?

Cuando cedemos, concedemos y retrocedemos para el bien de los demás a costa del nuestro, estamos permitiendo que nuestro techo de cristal interno limite nuestro potencial.

Imaginemos  ser definas por ser la madre de alguien, la esposa de alguien, la hija de alguien, la empleada de alguien… no se vale ser el satélite cuando existe el valor propio y las capacidades para desarrollar y crecer de manera individual. Esto no significa que está mal ser madres y esposas, pero también hay que tener en cuenta y ser honestas a la hora de analizar el contexto en el que vivimos y si éste condiciona nuestros deseos porque así lo hemos decidido.

¿Qué tanto nos frena la opinión de los demás? ¿Qué tanto nos frenan nuestros roles de género? Porque una cosa es ceder una cosa por otra, es decir, no perder a la hora del intercambio, y otra muy diferente es acabar sacrificándose en pro de los demás, cosa que a veces es esperada de las mujeres.

¿Qué podemos hacer?

Es muy importante saber poner límites; para lo cual es necesario reconocer y enfrentar nuestro techo de cristal interno, esto es ser conscientes de cuáles son los miedos e inseguridades que nos limitan, este es un trabajo de carrera larga pero cada pequeño paso y acción cuentan, aprendamos decir que no a lo que no nos conviene y cuando no nos conviene.

Te invito a que reflexiones sobre alguna pequeña acción que llevas tiempo postergando por tu techo de cristal interno y una vez que lo identifiques ¡pon manos a la obra!

 

Para complementar el tema, te recomiendo mi curso Mujeres poderosas y amorosas

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