San Valentín para todos. Más que una pareja perfecta, te cuento que a veces el amor no viene en pares.
Escrito por: Tere Díaz
Tiempo de lectura: 4 minutos
Un 14 de febrero más en el que nos bombardean con mensajes cursis de parejas perfectas que profesan su amor a los 4 vientos. Este año, mejor consideremos una de las maneras de amar que ha venido a revolucionar las relaciones afectivas: el poliamor.
Mucha gente se espanta al escuchar esta palabra, por eso es necesario que no confundir la práctica del poliamor con la infidelidad, con el intercambios de parejas o con actividades que llevan la clandestinidad como bandera para mentir a la pareja.
La poliamoría es una práctica en la que se mantienen relaciones abiertas consensuadas y, aunque no hay reglas universales, sí hay acuerdos claros para evitar que los involucrados salgan heridos. Aunque, por supuesto, como se trata de relaciones humanas, siempre existe la posibilidad de lastimarnos. Pero ¿acaso en las relaciones de a dos no podemos lastimarnos también?
Las relaciones poliamorosas se viven bajo el entendido de que emocional, íntima o sexualmente se pueden tener vínculos con más de una persona de forma duradera. ¡Y es que sí se puede! Aunque no todos lo desean o lo pueden realizar.
Algunas consideraciones para no salir raspados
Los que elijan el camino del poliamor es imperante que tomen en cuenta:
- Que la comunicación es básica antes de entrar en esta práctica. Se deben platicar las posibilidades e inquietudes con todos los involucrados en la relación.
- Se han de establecer reglas claras, estar abiertos a la negociación y tener siempre presente el modelo de poliamor que se va a vivir. La honestidad es clave.
- Se vale tomar tiempo para experimentar, evaluar y volver a experimentar. No es algo que vaya a funcionar al primer intento –como pasa con la mayoría de las parejas-.
- Como toda relación, la poliamoría también puede tener fecha de caducidad, y que termine no significa que se haya fracasado o que no haya sido amor.
- Los celos no sirven. Se puede sentir cierto temor e inseguridad, algo propio de todo amor, pero si los celos son el condimento principal es muy probable que todos sufran en vez de disfrutar.
- El poliamor no es una solución a una crisis matrimonial.
- Sirve revisar el por qué y para qué de los convencionalismos de la sociedad pues, al final, esta práctica desafía la norma social impuesta.
En este día del amor, aprendamos a cuestionar “lo que es normal” en la vida de pareja, y si lo que es “diferente” no nos funciona, empecemos por respetar. Y así, celebremos las diversas modalidades de vivir las relaciones afectivas, en las que la idea de poseer al otro no existe, y en las que prevalece respetar nuestras diferencias para poder amar.