El arte de no dejar para mañana los propósitos de hoy

El 31 de enero, cuando las manecillas caminan frente a nosotros, sentimos cierta ansiedad. Mientras tragamos uvas, el cerebro se llena de las cosas que queremos lograr en los próximos 12 meses, todo sucede rápido y al mismo tiempo. Algunos piensan en deseos cumplibles como ir a visitar al dentista, empezar  una nueva rutina de ejercicios o dejar de fumar. Otros se fijan metas más complicadas como cambiar de trabajo, dejar una relación que no funciona o hasta terminar ese proyecto que se ha pospuesto una y otra vez. No obstante, aunque los propósitos de cada persona son distintos, muy pocos los cumplen; según un estudio de la Universidad de Harvard se calcula que sólo el 20% de los comedores de uvas realizarán los cambios que su alma y su cuerpo le pide.

Dejar para mañana algo, y luego nunca hacerlo nos deja en el cerebro una gran cantidad de comezones que no podemos rascar. Esa ansiedad de otoño que nos hace darnos cuenta lo lejos que estamos de nuestras metas. A propósito de eso, quizá vale la pena preguntarnos, ¿por qué a pesar de saber que el cambio nos hará bien no tenemos las ganas o las fuerzas para trazar nuevos y mejores caminos en la vida? ¿cómo hacer para que en el 2021 no se repita la historia de deseos no hechos?

¿Cómo convertir los propósitos en acciones?

La procastinación es uno de los problemas más comunes que tiene la humanidad. Al respecto se han generado cientos y cientos de técnicas y propuestas para hacerle frente a esa manía de posponer la vida. No obstante a pesar de todos los consejos que hay al respecto, pocas veces se tiene la fuerza de voluntad necesaria para convertir el mañana en hoy; para cosechar hábitos cuyos resultados no se dejarán ver inmediatamente.

Tal vez el fracaso de los propósitos de Año Nuevo está no sólo en nuestras resistencias personales, sino en el contexto en el que vivimos y en la forma en la que analizamos nuestro paso por el planeta. Quizá el motor para realizar todos los cambios se encuentra en la mirada profunda de lo qué somos, de lo que necesitamos y de las personas con las que nos relacionamos.

En honor a lo anterior, y porque no les deseo otra cosa que encuentren su camino, he hecho una lista con 12 ideas fundamentales que les permitirán empezar el 2021 de la mejor manera posible.

12 cambios… 12 propósitos 

  1. Cambiar el entorno permite generar circunstancias donde las elecciones so sean inalcanzables.  No hay que pasar por alto que somos la medida de las cinco persona con que estamos más tiempo y nos influencian.

2. Recordar que la personalidad viene de nuestras conductas, no al revés.

3. Existen dos entornos que sirven para evolucionar. El que nos genera un alto estrés saludable y el que nos deja recuperarnos. Aunque el primero nos causa un desgaste fuerte, se necesita para desarrollarse. Asimismo, el segundo nos deja descansar y esparcirnos.

4. Tomar decisiones radicales. Este punto es difícil, pero necesario si queremos avanzar; requerimos ser proactivos (crear) y no reactivos (responder). La pregunta es ¿qué de todo lo que tengo me impide avanzar?. La respuesta a esta interrogante nos hará ver que ya es hora de deshacerse de lo que va en contra de lo que somos.

5. Un buen descanso. No sólo de la tecnología o de las redes sociales, también de no parar de pensar todo, todo el tiempo.

6. Construir una rutina. Piensen que las mañanas son sagradas. Después de todo empezar temprano da la pauta para crear y conectarse en lo importante. En este punto es necesario buscar un espacio propio que de tranquilidad.

 

7.  Aligerar la carga. Lograr esto no es fácil, porque requiere de tomar decisiones radicales como por ejemplo, no trabajar más de X horas a la semana, estar menos de 10 minutos en redes cada dos horas, hacer un viaje al mes, etc.

  1. Quitarse grilletes. Romper inercia y tomarnos tiempo para dar resultados.

9. Eliminar la abundancia de opciones y distracciones. Muchas posibilidades generan indecisión e inseguridad, por tanto hay que acotar caminos. Poner límites específicos y evitar el ¿qué pasaría si hubiera…?

10. Asumir riesgos. Las decisiones valiosas conllevan renuncias y vulnerabilidades. Sin embargo, los desafíos nos dejan ver con claridad las debilidades y fortalezas que tenemos.

11. Ante las tentaciones, hay que controlar las acciones. Si se quiere ir a caminar, hay que levantarse, ponerse los pants y los tenis. Si se quiere dormir temprano hay que apagar las luces y el celular a una hora razonable.

12. Aprender del contexto.  Tenemos que absorber y entender  la realidad que nos rodea. Empaparnos de las equivocaciones y bondades del otro, así como de lo que nos dejó lo ya vivido.

Adaptarnos al entorno elegido sí permite cambiar con esfuerzo, pero sin tanto suplicio.

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