En este artículo te comparto 14 claves para enseñar a tus hijos el valor del esfuerzo, para que sean adultos independientes, fuertes y satisfechos.
Escrito por: Tere Díaz
Tiempo de lectura: 7 minutos
La sociedad actual, a través de la publicidad y las redes sociales han creado la ilusión de que se pueden lograr grandes resultados sin esfuerzo alguno, así se ha vendido un falso éxito que se consigue sin trabajo y se valora el resultado, pero no el proceso que llevó para concretar los logros.
Un buen regalo para los niños y adolescentes es enseñarles a aprender a esforzarse por aquello que desean, a amar los desafíos y a saber disfrutar del camino, aunque esté repleto de baches y contratiempos.
Efectos en los hijos que se educan en la cultura del esfuerzo
La cultura del esfuerzo – ese cúmulo de hábitos que requieren voluntad, esa necesidad de tolerar los fracasos del día a día para perseverar, esos aprendizajes sobre la vida y sobre uno mismo a lo largo de los caminos que se recorren – produce en nuestros hijos:
- Entrenamiento para hacer frente a las adversidades con actitud positiva.
- Aprendizajes constantes sobre formas de superar las dificultades.
- El desarrollo de la voluntad, la tenacidad y la perseverancia.
- Tolerancia a la frustración, ya que no siempre se consigue aquello que deseamos.
- Un buen concepto de sí mismos, pues emergen sentimientos de competencia, satisfacción y orgullo que son la base de autoestima.
En suma, hablamos de la resiliencia puesta en acción así como de un afrontamiento a la vida con realismo y con conocimiento de sí mismos, incluída la faena de responsabilizarse de las consecuencias de sus actos.
Los padres y madres, así como otros adultos a cargo de la crianza de los pequeños, hemos de promover el esfuerzo, el goce del recorrido y acompañarlos en esta travesía. Los niños buscan la satisfacción inmediata de sus deseos y necesidades, y la resolución mágica de sus dificultades, si no les enseñamos el valor de la cultura del esfuerzo, se convertirán en adultos tiranos, demandantes, inmaduros e incompetentes.
¿En qué forma hemos de hacernos presentes en este recorrido?
A continuación te presento las 14 claves para enseñar a tus hijos el valor del esfuerzo
- Apoyando a gestionar las emociones correctamente, a dominar la indecisión y a hacer frente a la frustración.
- Planteándoles pequeños retos diarios que puedan ir superando.
- Ayudándoles a establecer nuevas metas.
- Dedicándoles el tiempo que necesitan para aprender, sin que sus expectativas les ahoguen.
- Dándoles motivos para esforzarse.
- Hablándoles del error en términos positivos explicándoles que las dificultades y los fracasos son oportunidades para aprender y mejorar.
- Enseñándoles que el éxito no está relacionado con el poseer, sino con la capacidad de conseguir aquello que valoras y deseas con trabajo y persistencia.
- Favoreciendo su autonomía, la toma de decisiones y la iniciativa personal.
- Enseñándoles a conocerse, valorando sus cualidades e identificando sus defectos sin la necesidad de tener que ser perfectos.
- Tratándolos con respeto para que ellos aprendan a respetarse y a ser autocompasivos.
- Recordándoles a diario la importancia de estar orgullosos de sus esfuerzos, de sus pequeños logros, de todo aquello que consiguen cuando deciden no bajar los brazos.
- Enseñándoles a reconocer a sus mejores aliados para recorrer el camino.
- Exortándolos a ser agradecidos con las personas que les ayudan y por las cosas que tienen.
- Siendo el ejemplo:
- practicando perseverancia ante los retos y eliminando las quejas constantes.
- contagiando energía y voluntad diaria para conseguir lo que se desea.
- haciendo las cosas con gusto y entusiasmo para mostrar la satisfacción que genera el esfuerzo.
Niños y niñas autónomos, satisfechos y considerados…
El esfuerzo en niños y adolescentes busca desarrollar y adquirir una autonomía en las actividades cotidianas, para ir satisfaciendo por sí mismos las necesidades básicas y para construir una personalidad fuerte. Los niños que aprenden a esforzarse, desarrollan una actitud activa ante la vida, son capaces de valerse por sí mismos y asumir sus responsabilidades.
Los padres y las madres no debemos caer en la tentación de solucionarles todos los problemas, allanarles el camino o sobreprotegerles evitando su frustración y con ello un aprendizaje necesario.
Y es que sin duda, nuestro objetivo al educar a nuestros hijos, es evitarles el calvario – para ellos y para quienes los rodearán- de convertirse personas frágiles, dependientes, insatisfechas y déspotas.
HIJOS SANOS, CONTENTOS Y LIBRES