Para criar hijos bien y bonito

La maternidad y paternidad no vienen con instrucciones, pues cada hijo tiene aptitudes y necesidades diferentes, pero una guía básica no le cae mal a nadie. Continúa leyendo para saber qué consejos te doy al respecto.

 

Escrito por: Tere Díaz

Tiempo de lectura: 3 minutos

 

Nuestros hijos no necesitan que seamos perfectos para sentirse amados, crecer bien y tener una vida buena. Lo que ellos requieren de nosotros es que seamos padres y madres que conocen sus limitaciones, reconocen sus errores y pueden reconocer cuando “han metido la pata”.

 

Antes de seguir, subrayo que dejo fuera de las “imperfecciones” a la violencia insidiosa y los abusos constantes. El maltrato en cualquier presentación arrasa con la autoestima –y la integridad emocional y, a veces, física- de las personas.

 

Entonces, ¿qué precisamos en la crianza de los menores para satisfacer sus necesidades?

 

Leer de más, consultar especialistas y conversar con otros padres y madres puede, con frecuencia, confundirnos y complicarnos, invisibilizando las 4 actitudes que facilitan nuestra respuesta a las demandas de nuestros hijos.

 

1. Disponibilidad. Se refiere a la presencia física, a estar ahí con ellos. Sí, la cantidad de tiempo también importa.

 

2. Accesibilidad. Estar disponibles es necesario, pero no suficiente. Hay que estar “en cuerpo” y “¡en alma!”. Estar presentes, pero concentrados en el celular, o “divagando” sobre problemas, es estar y no estar. Ser accesibles es abrir la posibilidad de conectar con ellos.

 

3. Sintonización. Si hay disponibilidad y accesibilidad ya estamos en condiciones para poder atender y empatizar. Esto es distinguir, tras observar sus conductas y reacciones, si está triste, si se siente cansado, si requiere charlar. Sintonizar nos pone a tono con lo que les está ocurriendo.

 

4. Responsividad. Comprender lo que necesita nuestro hijo y poder responder a su demanda. Desarrollar las habilidades necesaria para dar una respuesta oportuna, en tiempo y forma a sus necesidades. Por ejemplo: dar agua a un niño que muestra miedo, no es responder a lo que requiere para calmarse. Solo las respuestas que vienen de la sintonización y comprensión son de valor.

 

¡Así de fácil!… y de complejo. Busca la posibilidad de contar con disponibilidad necesaria, de hacerte accesible a ellos, de aprender a sintonizar con ellos y de alistarte a responder a lo que precisan. Tus hijos sabrán que cuentan contigo, que sabes cómo estar para ellos, para realmente ayudarles a solucionar y contenerles cuando lo necesiten.

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