Cuídate mucho de este tipo de personalidades. A continuación, te explico sus rasgos y cómo identificar a las personas pasivo-agresivas.
Escrito por: Tere Díaz
Tiempo de lectura: 4 minutos
Para empezar, debemos saber que las personas pasivo-agresivas son aquellas que albergan sentimientos negativos –envidia, resentimiento, enojo, coraje– y que no los expresan directamente. Estos sentimientos pueden ser conscientes, vagos o inconscientes para las personas, pero ahí están, por tanto, los muestran de manera indirecta, y por tanto difícil del rebatir.
Existe una desconexión entre lo que dicen y lo que hacen. Así, pueden afirmar que están contentas de invitar a tu hermana a un viaje, y durante el viaje mostrarse reticentes a convivir con ella, incluso a dirigirle la palabra.
¿Cómo podemos reconocer una personalidad pasivo–agresiva?
- Dejan de hablarte sin razón aparente y diciendo que no les pasa nada.
- Les pides algo o se ofrecen a algo y lo olvidan.
- Son cínicos: mienten o defienden o hacen algo con descaro y deshonestidad.
- Prometen y prometen y nada… solo aplazan sus promesas.
- Tras discusiones o negociaciones no llevan a cabo lo acordado.
- No se definen ante situaciones y decisiones que hay que tomar. Dan respuestas vagas a preguntas y propuestas concretas para evitar una definición.
- Son obstinados: por ejemplo, si tu no quieres ir a algún lado, perseveran diciendo que está muy cerca, que será un ratito nada más. Discuten y quiere convencer de cosas.
- Hacen lo que les toca… “a medias”. Siempre dejan algo que pudo haber estado mejor.
- Obstruyen los esfuerzos ajenos. Buscan pretextos, actividades y argumentos para que el otro no consiga lo que quiere.
- Quejas constantes e irritabilidad permanente, que genera estrés en su entorno.
- Culpan a otros y se consideran con mala suerte. Lo que también genera malestar en su entorno.
- Llegan a ser desafiantes y luego se arrepienten.
¿Cómo actuar ante estas personas?
- Hacer caso a la acción “inocente” y no a sus discursos.
- No te confundas. Una acción vale más que mil palabras.
- No refuerces sus conductas pasivo-agresivas.
- No cedas ante sus quejas.
- No te disculpes por sus “sufrimientos”.
- No hagas cosas de más para que no se molesten o defrauden.
- No explotes antes sus indefiniciones porque ese es su objetivo.
- Pon al descubierto su ambigüedad y contradicción.
- Hazlo responsable de sus acciones.
- Señala abiertamente tu posición y lo que harás.
- Limita (o evita) el tiempo con personas así.
Tú no eres el bote de basura de los resentimientos y malestares de los demás…