Cuando el amor se mezcla con el abuso es fácil confundir lo que sentimos. Detecta la violencia en todas sus formas.
Escrito por: Tere Díaz
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Existen relaciones lastimosas que dejan de tener ciertos aspectos de ternura, arrepentimiento, pasión y cuidado. Aún así no pueden dejar de connotarse como relaciones violencias cuando incluyen alguna o varias de estas conductas que no necesariamente implican golpes y maltratos físicos. La violencia tiene muchas caras y maneras de expresarse, por ejemplo:
- ¿Controla tu forma de vestir?
- ¿Cuestiona tus amistades y te quiere alejar de ellas?
- ¿Hagas lo que hagas se va a enojar contigo?
- ¿Corrige con frecuencia tu formas habituales de ser y actuar? (de hablar, de comer, de educar a los hijos, etc.)
- ¿Te pone apodos que no te gustan?
- ¿Revisa tu teléfono, tus mails, incluso tus cajones?
- ¿Temes que te golpee?
- ¿Con frecuencia te insulta?
- ¿Te obliga que hagas cosas que te desagradan en el ámbito sexual?
- ¿Te culpa de sus problemas?
- ¿Obstaculiza que realices actividades que te gustan?
- ¿Te acusa de infidelidad?
- ¿Controla situación a través del dinero?
- ¿Delega en ti actividades femeninas o masculinas sin negociar por el simple hecho de ser mujer u hombre?
- ¿Insiste en que renuncies a genuinos intereses y anhelos por amor a él/ell?
- ¿Amenaza con dejarte ante cualquier incidente que le molesta?
- ¿Te ha jaloneado, empujado o golpeado?
- ¿Te intimida con quitarte a los hijos si es que los tienen?
- ¿Ha roto o maltratado cosas de tu propiedad?
- Y tras todo esto… ¿Pide disculpas, te hace regalos y promete que todo cambiará?
La violencia no solo se manifiesta con actos delictivos, solamente. Aunque México haya sido víctima de situaciones de extrema violencia, no podemos dejar de señalar que la violencia se manifiesta en todos los ámbitos de la vida personal, familiar, escolar e institucional.
Las cifras de la violencia de género en México, esa que ejercen hombres sobre la mujeres por el hecho de serlo, obligan a sumar esfuerzos y estrategias para erradicarla. Una de las principales rutas consiste en reconocerla, visibilizarla y denunciarla.
¿De dónde surge la violencia?
La violencia nace de la desigualdad. Se origina a partir de una condición superior de quien la ejerce y sucede a partir del estado de subordinación e indefensión de quien la sufre. El desequilibrio en términos de poder hace que la violencia sea socialmente aceptada, pues la voz de quien ocupa el estado de subordinación, no tiene legitimidad ante el poder de quien ejerce el dominio.
En una sociedad patriarcal como la que vivimos, son los hombres los tienen más poder y pueden ejercer violencia contra mujeres, niños, adultos mayores o contra otros hombres que consideran más débiles. Del mismo modo, en los espacios de estructura jerárquica – que son prácticamente todos – las personas que ocupan puestos de poder pueden ejercer violencia sobre las personas de menor jerarquía.
Al igual que lo pueden ejercer las personas que por una situación de privilegio por raza, edad, clase social, estatus, etc., lo ejercen sobre quienes pertenecen a colectivos discriminados.
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