Hablemos de la diversidad sexual, es un arcoiris compartido.
Cuando hablamos de sexo, el erotismo y el amor, hay una gran diversidad de colores.
Aunque pueda no ser del agrado de los entusiastas de la escala de grises, incluso porque pueden opinar sobre las conexiones ajenas, es válido. Rondan por ahí comentando sobre temas que no comprenden; suponen que todo lo que no es “convencional” es una perversión o sinónimo de enfermedad.
Ciertamente, hay una gran moralidad e ignorancia en un ámbito un espacio que puede ser tan disfrutable, alegre y juguetón!
Un arcoíris compartido
¿Por qué presuponer que aquellos que exploran y adoptan otros senderos deben tener alguna “falla”?
Bajo la idea de la “reproducción” no podemos podemos ignorar o juzgar la existencia de diferencias en la intimidad y el corazón.
A mí nadie me diga que “la naturaleza dicta” o que “la esencia clama”.
Muchas características humanas son producto de la evolución, como el apéndice y el himen que hoy tienen poco propósito.
La sexualidad y los amores también son producto de lo social y, por ende, mucho más “variados” de lo que los sistemas de “salud” pretenden aceptar.
Lo que funciona, se utiliza; lo que no funciona y no causa molestias, ahí está; y lo que no funciona y estorba, se desecha.

La sexualidad no es “blanco y negro”, así que pintémonos del color que nos apetezca en este amplio espectro entre homosexuales, heterosexuales, bisexuales, personas con identidades no binarias y diversas combinaciones más.