“El hombre puede soportar las desgracias que son accidentales y llegan de fuera. Pero sufrir por propias culpas, esa es la pesadilla de la vida”.
Oscar Wilde
“La culpa es como un saco de ladrillos: solo hay que descargarlo”.
Al Pacino
La culpa es un sentimiento universalmente humano. A reserva de tener un carácter psicopático – y no sentir remordimiento alguno cuando se obra mal – la culpa hace su aparición cuando lo que hacemos no corresponde a lo que pensamos que deberíamos hacer, es decir, cuando nuestras acciones no están a la altura de alguna norma.
Cuando la culpa experimentada es funcional nos ayuda a resolver problemas, a cuidar de nosotros mismos y de los demás, así como a reparar daños de acciones equivocadas. Sin embargo, la culpa puede tornarse disfuncional cuando añade sufrimiento innecesario a la vida.
Si bien nuestro comportamiento se rige por un código interno, generalmente formado años atrás con la influencia de nuestros padres y educadores primario; este código está constituido por normas que operan consciente e inconscientemente en nosotros. Una vez incorporado este código moral se establece en nuestro funcionamiento un “sistema” que garantiza su cumplimiento: cuando alguna norma ha sido transgredida se activa una señal para regular la conducta “inadecuada”: esta señal es el sentimiento de culpa.
De tal manera que si la norma trasgredida es actual y viable de cumplir, si la hemos elegido libremente y está basada en principios éticos, es sano y oportuno experimentar cierta culpa. Por ejemplo, si lastimamos a nuestra pareja y sabemos que nuestra conducta fue inapropiada, el sentimiento de culpa nos invita a actuar de forma diferente e incluso a reparar los efectos que generamos al transgredir algún principio o valor justo.
Cinco razones concretas de por qué la culpa mata las relaciones con otras personas y el amor propio:
- Te ancla en el pasado y no te deja ver lo que ocurre en el presente.
- Te carga de un sufrimiento innecesario que te quita energía para bien amar.
- Te lleva a hacer cosas de más para calmar tu culpa y no para mejorar tu relación.
- Demanda que tu pareja te esté “tranquilizando” y perdonando todo el tiempo. ¡De hueva!
- Te impide disfrutar lo que sí hay.
- Te hace ser quejoso y por tanto fastidioso y aburrido.
Cinco recomendaciones para solucionarlo:
- Cuestiona creencias añejas sobre lo que es bueno y malo en el amor.
- Reconoce que el amor es imperfecto y es inevitable cierto sufrimiento en el amor.
- Actualiza tu código moral para actuar conforme a tus propios valores y principios.
- Suelta los remordimientos que no tienen que ver con tus acciones.
- Asume responsabilidad de lo que te corresponde, reparando lo reparable y reconociendo lo que “fregaste” y no puedes componer ya.
Pero si la norma quebrantada fue impuesta por la sociedad, por alguna religión, o por un código que no hemos reflexionado, que no nos hace sentido alguno, y que además no corresponde a las circunstancias que estamos viviendo, los sentimientos de culpa serán poco productivos generándonos una agónica tortura que no nos llevará a ningún lado.
APRENDE a CONTROLAR tus EMOCIONES ft. Tere Díaz | Infinitos con Martha Higareda