1,2, 3 para decidir…que no quiero ser madre

Escrito por: Tere Díaz

Tiempo de lectura: 5 minutos

Las rutas que te llevan a no querer ser madre son diversas y los motivos multifactoriales. Unas mujeres (las menos) lo deciden desde la infancia y la adolescencia, y mantienen su resolución.

Algunas recorren caminos más largos, pero no por eso lineales o predecibles, pero eso sí, no querer ser madres lo perciben generalmente como “un vapor” que las rodea y las acompaña a lo largo de ese trayecto. Otras han vivido distintas experiencias conyugales, sexuales, familiares, laborales y profesionales que las hacen dudar, las meten en conflicto, o simplemente las llevan a postergan la decisión.

Sea cual sea el caso, la decisión de la maternidad es absolutamente personal y cada mujer la toma o la descarta de manera distinta.

Empecemos por no discriminar

El discurso y presión social sobre las mujeres sin hijos se pone en práctica por medio de estigmas cobijan bajo comentarios como: “Quién te va a cuidar cuando seas mayor”, “se te va a pasar el cuarto de hora”, “te vas a morir sola”, “una mujer no está completa sin un hijo”, “congela tus óvulos, puedes arrepentirte después”, “¿para cuándo los hijos?”, “ten un hijo aunque no tengas pareja”, “no niegues tu naturaleza”, “cuando te enamores de verdad cambiarás de parecer”, “busca una pareja con la que desees tener hijos”, “te arrepentirás”, “los hijos dan la felicidad”, “hasta que no tengas hijos sabrás lo que es amar realmente”, “eres muy joven para tomar decisiones de este tipo”, “lo que pasa es que no sabes lo que quieres”, “eres inmadura e infantil”, así, se les tacha de “incompletas”, “egoístas”, “frías” o “inmaduras”.

Lo que con frecuencia no ve la sociedad es que hay muchas mujeres que simplemente no quieren ser madres. La mayoría de ellas han tenido que lidiar con la presión social y se han sentido agobiadas en distintas circunstancias, ya sean familiares, laborales o hasta con gente desconocida.

 

¿Por qué no querer ser madre?

  1. No me gustan los niños. Por lo que sea: me aburren, son ruidosos desordenados, caóticos.
  2. Requieren mucho tiempo de atención y quiero eludir la dedicación que conlleva la crianza.
  3. Por razones políticas y ecológicas (combatir la sobrepoblación mundial, etc.)
  4. Tengo experiencias infantiles que me generaron cicatrices psicológicas. No quiero que sufran ni hacerlos sufrir.
  5. No tengo la estabilidad económica.
  6. Por problemas de infertilidad y no quiero someterme a tratamientos.
  7. Motivos profesionales y la imposibilidad de llegar a altos puestos.
  8. La transmisión de una enfermedad hereditaria o una enfermedad que me limita para criarlos.
  9. Preferir realmente cosas materiales y confort.
  10. Porque no quiero, simplemente por libre elección.

 

Decisión de pareja

Un fenómeno creciente que ha llamado la atención es el conocido como “doble sueldo, ningún chico” (DINK, por sus siglas en inglés) en el que las parejas en lugar de tener una familia deciden realizarse y crecer en otros ámbitos, como puede ser el laboral, económico y personal. Los jóvenes miran el matrimonio como una opción y no como una obligación, del mismo modo que la paternidad/maternidad; lo que ha llevado a las parejas a enfocarse en otros proyectos que no incluyen hijos en presente ni en el futuro. Ahora, ¿qué tanto influye que el costo de tener un hijo es cada vez más elevado? Las parejas están tomando decisiones informadas, dejando de lado la letra escarlata que la sociedad sigue imponiendo por negarse a tener descendencia.

Analizar este fenómeno social, así como las posibilidades que se han abierto a las mujeres para crecer profesionalmente abrirnos los ojos sobre la no maternidad, para que como sociedad dejemos de juzgar algo que es una decisión personal, no una obligación de la naturaleza.

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