Hablemos de las mujeres NoMo (NO MOthers)

Parece ser, que en pleno siglo XXI, el hecho de ser madre, sigue estando sobrevalorado, siendo una especie de mandato, un sine qua non para una vida plena y un imperativo social, para ser mirada con respeto. 

Escrito por: Tere Díaz

Tiempo de lectura: 5 minutos

En nuestra sociedad “se respira” la certeza de que por esa vía, la nueva madre, conquistará una vida plena. 

“Brindemos, ¡salud! por la misión cumplida…

Argumentos para avalar “este llamado de la naturaleza” hay muchos, incluida a la abuela que afirma “ser la más feliz” ayer, cuando dio a luz, y hoy al seguir cuidando a los nietos. 

Sin embargo, este imperativo va perdiendo vigencia entre las mujeres más jóvenes quienes por primera vez se cuestionan y preguntan: “¿realmente quiero ser mamá?”, “¿puedo hacerme cargo de la responsabilidad de traer a una persona al mundo?”, “¿soy capaz de formar a otra persona?”, “¿quiero dedicarme a ello de por vida?”.

Es verdad que hoy,

millones de mujeres se hacen estas y otras  preguntas, pero también es cierto que su cuestionamiento perturba a otros, y más de uno se molesta si la respuesta consiste en un contundente “no”.

Porque sí, en el último siglo hemos avanzado y derribado muchas barreras en cuestión de género pero aún hoy, en la mayoría de los contextos, existe una presión social que impide cuestionarnos el deseo y la posibilidad de ser madres.

Esa presión incluye el juicio de estar cometiendo un error,

de que tal decisión no es la adecuada, y de que el arrepentimiento, por negarnos la maternidad, será implacable con el pasar de los años. 

Es verdad que, todavía prevalece el discurso y presión social sobre las mujeres sin hijos, se pone en práctica por medio de estigmas y los estereotipos que se cobijan bajo comentarios y expresiones como:

  • “Quién te va a cuidar cuando seas mayor”, 
  • “se te va a pasar el cuarto de hora”, “te vas a morir sola”, 
  • “una mujer no está completa sin un hijo”, 
  • “congela tus óvulos, puedes arrepentirte después”, 
  • “¿Para cuándo los hijos?”, 
  • “Ten un hijo, aunque no tengas pareja”, 
  • “No niegues tu naturaleza”, 
  • “Cuando te enamores de verdad cambiarás de parecer”, 
  • “Busca una pareja con la que desees tener hijos”, 
  • “Te arrepentirás”, 
  • “Los hijos dan la felicidad”, 
  • “Hasta que no tengas hijos sabrás lo que es amar realmente”, 
  • “Eres muy joven para tomar decisiones de este tipo”, 
  • “Lo que pasa es que no sabes lo que quieres”, 
  • “Eres inmadura e infantil”,
Así, se les tacha de “incompletas”, “egoístas”, “frías” o “inmaduras”. 

Son algunas frases hechas que muchas mujeres han escuchado a cierta altura de sus vidas.

Es que todavía se sigue juzgando y criticando a quienes no desean ser madres, y se las piensa desde un lugar “triste”, que no han podido formar familia porque no tienen pareja, o están solteras, o se asume que quisieron pero no pudieron. 

Lo que con frecuencia no ve la sociedad es que hay muchas mujeres que simplemente no desean traer una persona al mundo. 

Así, la mayoría de estas mujeres, han tenido que lidiar con la presión social y se han sentido agobiadas en distintas circunstancias, ya sean familiares, laborales o hasta con gente desconocida. 

Estas son algunas de las de las situaciones más comunes a las que se enfrentan las mujeres NoMO (Not Mothers):

  • Vergüenza y culpa por ser egoístas, no femeninas, o ser incapaz de criar a un niño.
  • Perjuicio de anormalidad sobre quienes optan por no tener hijos. 
  • Las mujeres que se esterilizan generan mucha indignación en su entorno, crítica y en algunos casos linchamiento digital. 
  • Quienes son padres se creen con más derechos por tener hijos y, quienes no lo son son percibidos como frívolos que solo piensan en sus vacaciones, en salir por la noche y progresar en su carrera.
 Y las desventajas que tienen que soportar estas mujeres siguen. 

Sin embargo, la forma de ir logrando detener el estigma y la presión social es creando una resistencia: muchas se han tenido que blindar para evitar discusiones y confrontaciones, otras han preferido ignorar los comentarios de personas que insisten en que deben vivir la maternidad como si fuese un trofeo o el éxito rotundo.

Roy Lichtenstein, por ejemplo, lo ilustra de manera sarcástica en una viñeta donde está una mujer llorando mientras se tapa la cara con una mano y dice: 

“No lo puedo creer. ¡Me he olvidado de tener hijos!”. 

 

Razones (que dan las mujeres) para no ser madres

Las rutas que se toman para decidir no ser madre son diversas y los motivos multifactoriales.

Unas mujeres, las menos, lo deciden desde la infancia y la adolescencia, y mantienen su decisión. 

Algunas recorren caminos más largos pero no por eso lineales o predecibles,

pero eso sí, la no maternidad la perciben generalmente como “un vapor” que las rodea y las acompaña a lo largo de ese trayecto.

Otras han vivido distintas experiencias conyugales, sexuales, familiares, laborales y profesionales que las hacen dudar, las meten en conflicto, o simplemente las llevan a postergan la decisión. 

  1. Son desordenados, no son “la mejor inversión” (nunca regresan lo que se les invierte), son ruidosos, quitan el tiempo, eso si no consideramos cuando tienen necesidades especiales, son muy caros. 
  2. Eludir la dedicación que conlleva la crianza, hasta motivaciones políticas (como combatir la sobrepoblación mundial) o traumas personales heredados de infancias difíciles. 
  3. La paternidad y maternidad, cuando se hace bien, es un trabajo difícil e importante y ha de ser solo para la gente que lo desea. Se tienen menos hijos por razones económicas y por problemas de infertilidad, pero también por libre elección.
  4. La presión social de familiares y amigos, creencias sobre lo que significa tener un hijo, etcétera.
  5. Motivos profesionales y la imposibilidad de las mujeres de no llegar a altos puestos.
  6. La transmisión de una enfermedad hereditaria, una mala relación con sus progenitores, y causas económicas. 
  7. No tener hijos ha estado relacionado, en el caso de los hombres, con un nivel socioeconómico bajo y la falta de pareja; en el de las mujeres era más común entre aquellas con estudios superiores que temían que la maternidad frenase su carrera. 
  8. Tener profundas cicatrices psicológicas 
  9. Querer o preferir realmente cosas materiales: viajes, coches, casas, una casa. 

Sea cual sea el caso, la decisión de la maternidad es absolutamente personal y cada mujer la toma o la descarta de manera distinta.

Si tienes dudas sobre este proceso, atravesemos juntos esta decisión tan crucial en la vida de cualquier persona.

Conferencia ¿Tener o no tener hijos?

La madre perfecta no existe

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