La madre perfecta no existe

 

Escrito por: Tere Díaz

Tiempo de lectura: 7 minutos

 

Una y otra y otra vez pareciera que la sociedad se ha encargado de exaltar, endiosar y mitificar el papel de la “buena madre”. Pero ¿hemos nacido todas las mujeres para ser madres? ¿Es cierto que la maternidad nos “completa” y da sentido a nuestra existencia? Estas preguntas, que nunca plantearíamos a los varones, nos hacen pensar que la maternidad ha migrado de ser una opción más para convertirse en el cumplimiento de un mandato instintivo.

 

Van algunas ideas que me han ayudado a transitar mi propio rol de madre tras 32 años de ejercerlo “good enough”, con paz en el alma y buena relación con mis cuatro hijos varones.

 

  1. ¿Qué es para ti ser una madre perfecta? ¡Para no serlo! Tenemos preconcepciones idealizadas sobre el amor materno: “las mamás disfrutan a sus hijos”, “lo más importante para ellas en la vida es ser madre”, “no hay amor más perfecto que el de una mamá”. No todo lo que te dices sobre ser una madre perfecta es lo que hace más bien a tus hijos y a ti.
  2. Deja de buscar (y rebuscar) tu instinto materno. La maternidad es una vocación, no un llamado de la naturaleza. Si ya tienes hijos y descubres en el camino que “no se te da eso del instinto”, ¡no pasa nada! Hay mucho que hacer para ser una madre suficientemente buena. No tienes que torturarte por no experimentar esa sensación de plenitud que muchas dicen experimentar.
  3. No intentes evitar su sufrimiento. Tus hijos van a sufrir, es un hecho de la vida; el dolor no solo es inevitable en determinadas circunstancias, sino que es una experiencia que, bien afrontada y asimilada, curte. No sobreprotejas a tus hijos, eso permitirá que sepan manejar los tropiezo que la vida les ponga inevitablemente y, colateralmente, les generará seguridad y madurez.
  4. No te quedes con su padre si no es una buena pareja para ti. Se puede ser un buen equipo de padres sin ser pareja. Es mejor una buena separación que una mala relación.
  5. Deja que se equivoquen. Ayúdales a aprender del error y libérate del juicio del entorno. A veces parece que las mamás compiten por ser “la madre perfecta”, ¡que suplicio! y que frustración. No debemos dar gusto a los demás sino hemos de guiarnos por nuestros propios códigos y valores internos.
  6. No juegues con ellos a algo que a ti te fastidia. Enséñales algo que te gusta; mejor que te vean realmente divertida y conectada con ellos, que aburrida y disque “interesada”. Sin duda, intentar algo que les llama la atención y abrirte a que te motive es una opción interesante, pero explícales lo que te pasa, y ábreles otros espacios de contacto en que te puedan interactuar más cómodos.
  7. No des la vida por ellos. La sumisión, el altruismo excesivo, el sacrificio, la abnegación son actitudes que con frecuencia llevan a la mujer a postergar o frustrar sus propias necesidades. Las mujeres que dan la vida por los hijos no solo con el tiempo se lo cobran, sino que tienden a descuidarse, reprimirse y terminan, si no enfermando, siendo una carga para ellos.
  8. No leas más libros sobre cómo ser una buena madre. ¡Lee buenas novelas! Busca historias con temas de mujeres, familias, dilemas de la convivencia familiar, ambivalencias de los lazos afectivos, contradicciones de la feminidad y la maternidad. Puedes encontrar que las buenas novelas son más reales que ciertos libros triviales de autoayuda sobre crianza y maternidad.
  9. Dales a conocer tus limitaciones. Que miren tus imperfecciones, distingan tus sentimientos y reconozcan tus necesidades; verte como una mujer de “carne y hueso” los ayudará a ser vulnerables, más humanos y a reconocer -sin vergüenza- sus propias limitaciones y vulnerabilidades.
  10. No extiendas tu rol al resto de tu entorno. Existen mujeres que, a falta de una identidad más allá de su rol, son madre-esposas: se adjudican no solamente el cuidado de sus hijos, sino el de sus parejas, de sus padres, vecinos, jefes y demás.
  11. Tu hijo no puede ser tu proyecto de vida. Tienes que tener un proyecto de vida personal que incluya tus deseos, tus intereses, capacidades y valores. La vida es un gran pastel y la maternidad ocupa una rebanada de buen tamaño, y es optativa.

 

Para ser una buena madre habrás que soltar el qué dirán y echar de lado los mitos sobre la maternidad. Una buena madre prioriza el vínculo con el hijo y la genuina contención; trabaja en lo esencial de su propio crecimiento y en la relación amorosa y de cuidado con sus hijos. Y ¡ojo!, no ser una madre perfecta no implica abrir la puerta a la negligencia y a la violencia.

 

Seamos, pues, madres “good enough, que lo que menos tiene la vida es perfección.

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