- Antes de iniciar cosas nuevas, cierra círculos y limpia tus cajones. ¿Cómo iniciar algo y creerte que lo lograrás si tienes muchas tareas pendientes? ¿De qué forma introducir cosas nuevas a tu vida si no te liberas de lo que ya no requieres para tu caminar? Haz un recuento de dónde y cómo estás.
- Asume que el cambio no es un evento sino un proceso. Por tanto no se pueden hacer un par de movimientos y esperar milagros, pero sí pequeñas acciones sostenidas en el tiempo te llegarán a lugares diferentes.
- Alinea tus aspiraciones a tus posibilidades. Desconocer tus recursos reales –económicos, sociales, afectivos- te llevarán a desear imposibles, a frustrarte y a dejar de creer en la posibilidad de mejorar. Pero al mismo tiempo, aumenta las cartas que te ha dado la vida (recursos de todo tipo) y haz mejores jugadas.
- Pero ojo, cuándo uno cree dominar el juego, la vida te dará seguramente un “volteón” y tienes que volver a aprender a jugar, otro juego pero ahora sí con más cartas, mejores estrategias, y más experiencia. De ahí la importancia de tolerar la incertidumbre y ansiedad que produce lo nuevo y lo desconocido.
- Pensar sirve, pero sobre pensar no te llevará a la transformación.
- Ejercita la voluntad: ¡nada la sustituye! Hacemos y deshacemos cosas, terapias, lecturas, pero el cambio lo acciona una mismo. No tus consultores, ni tus terapeutas, menos tu mamá, tus acciones. La voluntad es como las postural del yoga… Pero con metas REALES aunque sean pequeñas, pero sostenidas.
- No todo depende de ti. La cancha en que jugamos no siempre es pareja, por eso el tema del poder es importante ¿Quién tiene más privilegios en todos sentidos? Quién goza de más privilegios tendrá más facilidades para conseguir cosas. ¡No te culpes de todo! Pero sí hazte consciente de tu situación.
- Considera el trabajo colaborativo en un mundo individualizado. De ahí la importancia de compartir, y de ser necesario trabajar en equipo y formar grupos para compensar los desbalances. Ni qué decir de las políticas públicas que harían falta en tantos ámbitos familiares, sociales, económicos y políticos.
- El malestar amoroso es una constante así que:
- No hagas del amor tu único proyecto de vida.
- Y si quieres vivir en pareja, renuncia a la pareja “ideal”, no existe. Lo que sí hay son amores suficientemente buenos.
- La valoración personal en tanto que me quieren, o me desean, o me eligen, es una trampa mortal para la autoestima.
- Deja de compararte con la gente que tiene una vida, una pareja, una familia, “normal”. ¿Qué es normal hoy? Existen muchos modelos de vivir el amor, la vida, la familia, y la soltería.
- Ve más allá de tus narices. Mucho de lo que hagas hoy no lo verás mañana, ni quizás pasado mañana, pero eso no quita que te de sentido de vida y de realización personal.
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