La bola de cristal de Franco de Vita: “No basta”

“No basta”… (y no es fácil. )

Tiempo de lectura: 6 minutos

Escrito por: Tere Díaz

y Mónica Pedraza

Corría el año 1991 y en los 4:33 minutos que dura la canción “No basta”, Franco de Vita lanzaba una advertencia aguda sobre nuestros hijos, expuestos a un mundo cambiante y a los vaivenes del cariño, y del cuidado de los padres y las madres de ese tiempo.

Esta canción tiene más de 30 años y su vigencia permanece, ¿Tenía Franco de Vita una bola de cristal para ver el futuro, para contemplar cómo estamos educando a nuestros hijos en nuestra sociedad actual (corre el año 2023)?… Vamos a ver.

Tenemos que reconocer que los menesteres de la educación de nuestros hijos ¡No es fácil!:

Es un camino de peripecias, enojos, azotes de puerta, lágrimas, confusiones, temores, dudas y la incertidumbre a la que nuestros hijos están expuestos, en un mundo que cambia bruscamente de un segundo a otro, por muchas razones: políticas, sociales, culturales, científicas, tecnológicas, y también, en el nivel profundo del desarrollo personal y de sus relaciones con otras personas.

El mundo digital está plagado de todo tipo de información que puede interferir de manera importante en nuestra percepción de la realidad. Y sí, Franco menciona, “no basta con llevarlos a la escuela a que aprendan, porque la vida cada vez es más dura”, ¿verdad?.

Sin embargo madres y padres se enfrentan a importantes desafíos en la crianza, que se incrementan conforme el tiempo pasa y los hijos crecen, de modo que para responder a dichos desafíos han surgido tantas teorías, tantos caminos por tomar, que ya no sabemos hacia dónde ir con tantas alternativas.

Parecía que Franco de Vita regañaba a madres y padres de ese tiempo, pero en realidad nos estaba dando algunas claves para acompañar el desarrollo de seres humanos autónomos, responsables y dignos, porque queremos mejores sociedades y esa es la gran certeza que tenemos.

¿Qué decía Franco de Vita de ser madres y padres en esta canción de más tres décadas?, y lo más importante, ¿En qué podemos enfocarnos para acompañar a nuestros hijos para lograr una dignidad personal, ser responsables de su vida y vivir su autonomía?:

1. Ser lo que tu padre no pudo ser.

  • Lo importante es enfocarnos en el genuino crecimiento personal de nosotros como padres. Funciona más el ejemplo que lo que decimos.

2. Traerlos al mundo porque es obligatorio, porque son la base del matrimonio o
porque te equivocaste en la cuenta.

  • Ocuparnos en distinguir nuestro doble rol en la familia: como pareja y como padres. Ambas posiciones implican funciones, necesidades y objetivos diferentes. No es lo mismo ser pareja que ser equipo de padres: no hay duda que el bienestar en un rol influye en el desempeño del otro rol, de ahí la responsabilidad de trabajar en ambos.
  • Reconocer que hoy la familia nuclear tradicional no es la norma. Conocer los
    distintos modelos familiares y los retos de cada uno en cada etapa de la vida: padres y madres solteros, parejas reconstituidas, parejas casadas, parejas homosexuales, parejas en unión libre, crianza compartida con familia extensa, crianza compartida con amigos.

4. No basta porque cuando quiso hablar de un problema, tú le dijiste: “niño, será mañana, es muy tarde. Estoy cansado.

  • La necesidad de acercarnos al conocimiento de los hijos en lo personal, de forma curiosa, respetuosa y sincera. Cada hijo e hija son distintos, y cada uno necesita soluciones y manejos adecuados para sus problemas y para sus situaciones particulares. Para lograr esto hay que integrar la idea del cambio constante de cada persona y del ciclo de vida.

5. Comprarle todo lo que quiso comprarse el auto nuevo antes de graduarse que viviera lo que tú no has vivido.

  • Sobre-proteger es una falta de respeto. No se trata de ser negligentes y dejar a la deriva necesidades que los hijos no pueden satisfacer, tampoco de forzar y lastimarlos con cargas excesivas. Pero sobreproteger es mandarles el mensaje: “tú no sabes, tú no puedes”.

6. Castigarlo por haber llegado tarde.

  •  Nunca educar con violencia. Ojo: no todos tenemos la misma vocación de ser papá o mamá, a veces nos damos cuenta cuando ya tenemos a los hijos. Además, hay hijos más complicados que otros. La violencia intrafamiliar y social produce humillación, vergüenza y deseos de venganza,
    desconfianza de la protección adulta y una personalidad insegura, sumisa que o se
    someterá o bien someterá a otros.

7. No basta con creer ser un padre excelente, porque eso te dice la gente: “A tus hijos nunca les falta nada”.

  • No somos amigos de nuestros hijos, somos sus padres. Debemos aprender a tolerar su malestar con nosotros cuando les ponemos límites. Para eso, como padres, requerimos fuerza emocional. La vida no siempre es “color de rosa” y ellos también deben aprenderlo.

8. Aprender a dar valor a las cosas, porque tú, no le serás eterno.

  • Y en el mundo de “usar y tirar” es necesario enseñarles a hacer un consumo responsable con el fin de poder posponer la gratificación, tolerar la frustración y distinguir lo esencial de lo superfluo. Lo que hace bien al alma, requiere el cultivo de la voluntad.

La familia es el primer laboratorio de la vida, de ahí que será un referente de nuestro mapa del mundo. De cualquier modo, la infancia no es destino: no nos preocupemos por ser padres perfectos, no existen.

Trabajemos por ser padres suficientemente buenos, preparémonos para ello: educar a un hijo implica también educarme a mí mismo. Ser padres es una vocación y una elección.

No olvidemos que no sólo nos debe preocupar qué mundo dejamos a nuestros hijos, sino qué hijos dejaremos a nuestro mundo.

Franco de Vita no tenía una bola de cristal para ver el futuro, y describir a las madres y padres de nuestro tiempo, pero sí tiene la sensibilidad para observar algo que le permitió escribir una canción tan profunda: la importancia de la conexión emocional con nuestros hijos.

Franco de Vita – No Basta (Live)

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