¿Cómo no ser una mamá perfecta?  (y por qué no querías serlo)

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Para ser una buena mamá y no una  perfecta, hay que echar de lado los mitos sobre la maternidad. Quizá podíamos decir que una buena mamá es esa que entiende las cosas importantes. Prioriza el vínculo con el hijo, la verdadera conexión y la genuina contención. Más que por las formas, se preocupa por el fondo: trabaja en lo esencial de su propio crecimiento y en la relación amorosa y de cuidado con su hijos.

Dicho lo anterior, es correcto decir que ser madre es una elección, no una vocación natural ni un destino único. Todo ser humano nace del mismo lugar, pero ninguna mujer llegó al mundo con  la maternidad tatuada. En ese sentido una buena madre es la que sabe que tener un hijo es un largo camino de aprendizaje.

Otra característica de las buenas mamás es que no se olvidan de ellas mismas. El buen ejemplo empieza cuano uno atiende sus heridas, y no hay manera más orgánica de hacer felices a los hijos que heredarles una sana salud mental.

Por eso, a continuación compartimos cinco consejos que debes considerar si eres madre y quieres criar hijos e hijas sanas, contentas y libres

Pregúntate qué es para ti ser una madre perfecta. ¡Para no serlo!

Tenemos preconcepciones idealizadas sobre el amor materno. ¿Cuáles son?: “las mamás disfrutan a sus hijos”, “lo más importante para ellas en la vida es ser madre”, “no hay amor más perfecto que el de una mamá”. Piensa que lo que te dices sobre ser una madre ejemplar es más un mito que una realidad. Sin duda los derechos de los niños han avanzado –lo cual es justo y necesario–  ¿pero pasar de eso a la veneración de la maternidad?.

Deja de buscar (y rebuscar) tu instinto materno

La maternidad es una vocación, no un llamado de la naturaleza. Si ya tienes hijos y descubres en el camino que “no se te da eso del instinto”, no pasa nada. Hay mucho que hacer para ser una madre suficientemente buena. Pero la maternidad es más una elección que una llamada de la naturaleza, así que no tienes que torturarte por no experimentar esa sensación de plenitud que otras mujeres reportan genuinamente o por subirse al tren de la supermom.

No intentes evitar –a toda costa– su sufrimiento

Todos, de una u otra forma, vamos a sufrir a lo largo de la existencia. La vida conlleva malos momentos inevitablemente, por tanto tus hijos a veces la van pasar mal. No se trata de infringirles dolor innecesario ni de descuidarlos actuando con negligencia y exponiéndolos a situaciones riesgosas e innecesarias. El dolor es una experiencia de vida, que bien afrontada y asimilada, curte. No sobreprotejas a tus hijos, eso permitirá que sepan manejar los dolores propios de su edad o los tropiezo que la vida les ponga inevitablemente, y colateralmente les generará seguridad y madurez.

No te quedes con su padre si no es una buena pareja para ti

Se puede ser un buen equipo de padres sin ser pareja. No sirve sostener una mala relación  “por el bien de los hijos”: eso no le funciona nadie. Una madre sacrificada en una relación que se ha agotado o que es lastimosa será un ejemplo de frustración y sometimiento. Es mejor una buena separación que una mala relación

Deja que se equivoquen

El que tus hijos cometan errores no es prueba de que  tu has fallado como madre. Tolerar el malestar que te producen los errores que cometan es un elemento indispensable para que ellos asuman responsabilidad de sus decisiones, de las consecuencias de sus actos y para que aprendan de la retroalimentación que la realidad les aporte. 

No des la vida por ellos

Vive tu vida, y compártela con ellos. La sumisión, el altruismo excesivo, el sacrificio, la abnegación, son actitudes que con frecuencia llevan a la mujer a postergar  sus propias necesidades para sostener las demandas de otros, incluidos los hijos. La única manera de sostener una actitud de amor incondicional  es reprimiendo tu frustración, tu enojo y controlando tu agresividad, la cuál acaba mostrándose de algún modo consciente o inconsciente. Las mujeres que dan la vida por los hijos no solo con el tiempo se los cobran, sino que tienden a descuidarse, reprimirse y terminan, si no enfermando, siendo una carga para ellos.

Y por último… 

Tu hijo no puede ser tu proyecto de vida 

Tienes que tener un proyecto de vida personal que incluya tus deseos, tus intereses, capacidades, sueños y valores. No se trata, por supuesto, de negar que la maternidad pueda ser un proyecto atractivo, pero no el único. La vida es un gran pastel, y la maternidad ocupa una rebanada de buen tamaño, pero es necesario por eso subrayar que ser madre se trata de eso: parte de un proyecto y como tal es optativo. 

En conclusión: seamos pues madres good enough, que lo que menos tiene la vida es perfección.

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Para este y otros temas universales de la maternidad los esperamos en el Taller: “Madres sin tanto desmandre “ un espacio para entendernos y comprender todos lo que es y lo qué no es la maternidad

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