Algo para todos los que no saben como decir “No”

Hablemos de decir “no”.

Escrito por: Tere Díaz

Tiempo de lectura: 5 minutos

Si hay una pregunta que siempre me hacen en terapias, cursos y talleres es “¿por qué no se decir “No”. Es increíble que en pleno sigo XXI le tengamos tanto miedo a una palabra de solo dos letras, que se usa en todos los idiomas. Y es que sí,  hay quienes van por la vida envueltos en situaciones en los que no quieren estar porque les da miedo usar este vocablo.

Quizá la esencia de este miedo va más allá de lo que nos imaginamos; radica en que no hemos aprendido a poner límites, y por eso dejamos que, a veces un amigo invada nuestra privacidad o terminamos yendo a trabajar los domingos.

En ese sentido puedo asegurarles que decir “no” es más que un buen hábito, es la oportunidad de ser libres y tener una buena estima personal.

¿Por qué no sabemos decir que no ?

 Poner límites no es fácil para nadie. Es más, ni siquiera es sencillo enumerar los temores que viven detrás del “No”.  Cada persona tiene una historia, un conflicto y una educación que de alguna manera influye en la forma en la que se comunica con el otro.

Sin embargo, en mis años de experiencia, he notado algunas inquietudes parecidas entre quienes padecen este problema. Muchas personas, por ejemplo, no ponen límites porque tienen miedo a perder el afecto de un ser querido, o a que se les saque de un grupo. También hay gente cuyo conflicto principal es la inseguridad; un rasgo que los condiciona a quedarse callados porque creen que sus opiniones y deseos no cuentan.

Al respecto, siempre aliento a mis pacientes a que se hagan las preguntas indicadas. Un amigo que no acepta un “no” como respuesta ¿es realmente un amigo?, decir que lo que sientes ¿no es tu derecho y te haría sentir mejor?

Los no límites

Para aprender a poner límites primero tenemos que entender aquellas conductas que lejos de ayudarnos a marcar una línea, nos generan más conflicto.

En ese sentido, no estamos poniendo un límite cuando: defendemos una opinión o cuando mostramos nuestras debilidades para que los interlocutores se “apiaden” de nosotros y hagan lo que queremos. Tampoco cuando amenazamos, intimidamos, gritamos o agredimos.

Poner límites es más bien una forma clara de hacer respetar nuestros deseos y necesidades. Implica decir “No” lo cual genera una tensión, pero ojo: también respeto.

¿Cómo poner límites?

Saber decir “No” nos permite establecer vínculos sanos, oportunos y armoniosos en los cuales se puede cultivar y preservar el amor. Los límites consolidan el sentido de coherencia e integridad, porque nos permiten honrar nuestras necesidades, intereses, deseos, y valores.

En honor a lo anterior, he pensado en una serie de tips que pueden servir para decir “No”, sin que el otro se sienta herido.

Ten claro que… el límite debe ser adecuado, razonable y viable. De preferencia ha de ser una consecuencia de los actos que otra persona ha realizado. Un ejemplo, si prestas tu ropa y te la regresan maltratada y sucia, el límite será no prestársela más .

Reconoce tu estado. ¿Estás motivado y convencido?, ¿estás sereno para controlar tus reacciones? Recuerda que antes del “No”, la intención debe estar dirigida a no hacer sentir mal al otro y a mejorar la situación.

Reconoce el estado de la otra persona. Ser empático a lo que el otro vive y conocer su lenguaje corporal, te ayudará a poner el límite de la manera adecuada, sin que genere un “shock” en el otro.

 Elige el lugar y el momento apropiados.  Es de mucha utilidad escoger un espacio neutro y tener el tiempo suficiente para poder comunicarse bien.

 Habla desde ti, sin juzgar al otro. Muestra cómo te sientes respecto al comportamiento ajeno, sin criticar,  juzgar o etiquetar. En otras palabras aprende a ser asertivo y a negociar.

Recuerda, decir “No” a alguien o a algo, es decir “Sí” a lo que necesitas y valoras ¿o “No”?

***

También te recomendamos

La asertividad: una virtud inadvertida que todos debemos tener

Algunos secretos para tener mucho amor propio

(Visited 3.029 times, 1 visits today)