¿Por qué la gente se casa menos?

La tasa de matrimonio se encuentra en niveles históricamente bajos, evidenciando un cambio en las percepciones sobre la importancia del matrimonio en la vida adulta. Contrario a épocas pasadas, el matrimonio ya no es considerado la base fundamental para construir una vida adulta o una relación amorosa exitosa. Ahora, casarse es una elección que puede o no ser parte de los proyectos individuales, posterior a la realización de otros logros personales.

  • En Estados Unidos, el porcentaje de personas de 40 años que nunca se han casado ha aumentado significativamente, del 6% en 1980 al 25% en 2021.
  • La valoración del matrimonio entre adultos jóvenes ha disminuido, pasando del 50% en 2006 al 29% en 2020.
  • Una encuesta en la Ciudad de México en 2017 reveló que solo el 50% de los solteros aspiraba a casarse “alguna vez”, siendo aún menor entre divorciados y separados (33%).

Matrimonio ¿para qué?
La percepción general actual es que el amor, no el matrimonio, es el cimiento de una relación de pareja exitosa. La contradicción entre la seguridad y la pasión, así como las diferencias entre los ingredientes que sustentan el amor y el matrimonio, plantean desafíos en la convivencia de la pareja. El amor se basa en la libertad, el cambio y la novedad, mientras que el matrimonio busca estabilidad y certezas, lo que puede llevar a la monotonía y saturación.

¿Pero los hijos qué?
La presión social pro-familia argumenta a favor del matrimonio, especialmente para el bienestar de los hijos. Sin embargo, se destaca la necesidad de políticas diversas, como subsidios familiares y apoyo a familias trabajadoras, que podrían fomentar la estabilidad económica y la igualdad social, sin depender exclusivamente del matrimonio.

Por qué nos casamos menos:
La disminución en el matrimonio heterosexual se atribuye a factores cualitativos y cuantitativos, como la mayor longevidad, dificultades en la autonomía económica, la libertad sexual facilitada por la anticoncepción, el deseo de experimentar más en lo erótico, y el temor al fracaso y la infidelidad. La autonomía de las mujeres también juega un papel, ya que muchas pueden vivir sin un hombre pero desean experimentar el amor y la familia nuclear.

Efectos de este desacople:
El desacople entre hombres y mujeres resulta en decepciones mutuas. Las mujeres buscan activamente relaciones amorosas, pero enfrentan discriminación, inconstancia y resistencia al compromiso. Los hombres, por su parte, se ven afectados por una crisis masculina que incluye el abandono de la educación y la fuerza laboral, así como problemas emocionales y de salud.

El camino a la madurez:
Las mujeres, al superar situaciones de injusticia histórica y asumir roles maternos, tienden a madurar emocionalmente. Mientras tanto, los hombres, atrapados en esquemas sexistas y roles preestablecidos, enfrentan dificultades para lidiar con la libertad y la independencia de las mujeres.
La realidad actual demanda renunciar a ideales de amor y enamoramiento admirativo. Se sugiere buscar relaciones suficientemente buenas, no perfectas, evitando sometimiento, manipulación y violencia. La opción de relaciones fraccionadas o la soledad se plantea como una alternativa válida en un contexto donde las expectativas y roles tradicionales están en cambio constante.

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