¿Tu pareja tiene futuro?

Si respondes que a esta decena de preguntillas, parece ser que “las estrellas se alinearon”, tu empeño y tu amor. Revisa estos puntos y para que observes que tu relación de pareja sobreviva en el tiempo.

Escrito por: Tere Díaz

Tiempo de lectura: 6 minutos

Cuando tenemos una salud aceptable, un trabajo que nos sostiene, y nuestros seres queridos se encuentran bien, lo que sigue en la escala de nuestros deseos y nuestras necesidades son cosas que atañen al corazón.

Amar y ser amados, desear y ser deseados, son parte fundamental de una vida plena.

Siguiendo esa frase de “el amor es eterno mientras dura”, pues tratar de que nuestra vida amorosa se sostenga suficientemente bien y por largo tiempo es, en pleno siglo XXI, un hecho casi milagroso.

Por eso, el deseo de que el amor dure y la duda de fracasar en el intento, está siempre en el corazón de la gente que ama, y que lo hace bien.

Mucha gente hoy llega a mi terapia y a mis cursos preguntando, ¿cómo prevengo que mi relación se deteriore?, ¿cómo le hacemos para no desgastar nuestro amor?, ¿existen caminos que favorezcan el éxito amoroso en un mundo que parece hacer del buen amor un imposible?

Para el profesor de psicología Gary Lewandowski en la Universidad de Monmouth (EE UU), y otros expertos que revisaron su estudio y acordaron con algunas de sus preguntas, la respuesta afirmativa, a la mayoría de estas 10 preguntas, auguran un buen y longevo amor.

Te las presento a continuación con el fin de que te cuestiones si tu relación va “viento en popa” o bien para que descubras por dónde hay que trabajar para que tu vida de pareja no se empiece a deteriorar. Ojo, cada NO que respondas deja al descubierto aspectos que están erosionando una relación y, al tiempo, la harán sucumbir.

  1. ¿Consideras que tu pareja es tu mejor amigo?

Tu pareja puede ser tu mejor amigo, pero nunca debe ser tu única amistad

2. ¿Crees que eres sexualmente compatible con tu pareja?

El buen sexo no es suficiente para construir una buena relación, pero el mal sexo sí rompe (o nunca deja que se “pegue” bien) una pareja. Y es que el buen sexo, vincula…

3. ¿Tú y tu pareja son emocionalmente estables?

La vida de pareja siempre tiene conflictos pero las personas conflictivas (por herencia, por esencia o por maldad) no tiene las herramientas para resolverlos sino para crearlos y acrecentarlos. La gente conflictiva rara vez tiene las herramientas para llegar a acuerdos civilizados

4. ¿Crees que tu pareja te hace mejor persona?

“Te quiero no por quien eres, sino por quien soy cuando estoy contigo” decía García Márquez. Las buenas relaciones aportan madurez, estabilidad, nos expanden y hacer crecer, sacan lo mejor de nosotros mismos.

5. ¿Te sientes cómodo compartiendo tus sentimientos con tu pareja?

Mostrarnos al otro es señal de intimidad y de vulnerabilidad, no tener la confianza de hacerlo con nuestra pareja por temor a que lo use en nuestra contra o simplemente por una incapacidad de abrirnos y dejar entrar al otro, hace la relación superficial, fría y acaba en la distancia.

6. ¿Aceptas a tu pareja tal y como es?

Esto no significa tolerar abusos y maltratos, ni sobre adaptarnos a cosas que no nos hacen bien. Pero la perfección no existe, y elegir una pareja es elegir una estructura de carácter y una historia personal con sus bemoles.

Amar es asumir que uno, en principio conoce al otro, y que puede lidiar sanamente y negociar satisfactoriamente, con aquello que eligió…

7. ¿Pueden discutir de manera respetuosa?

El problema no es discutir, tener conflictos y negociar, sino hacerlo bien. De hecho, hay que saber discutir, pero sin agresiones, sin amenazas y sin venganzas.

La crítica a la persona, el sobajar al otro, el insultarlo, son conductas que si bien no terminan en violencia física, son violencia y sí terminan con el amor. Y como decía arriba, no solo es discutir, sino negociar y actualizar con el tiempo, los acuerdos.

8. ¿Piensas más en ‘el nosotros’ que en planes solo para ti mismo?

Somos seres sociales pero también individuales, de la capacidad de pensar en uno mismo, sabiendo que marchas por la vida con alguien más, permite lograr un equilibrio entre el yo y el nosotros.

9. ¿Tienes una buena opinión de tu pareja?

Una cosa es conocer las limitaciones y defectos de la pareja, pero otra pensar en ella en términos de “mi peor es nada”. Considerar al otro, ya sea por sus actitudes, sus sentimientos, su inteligencia, su físico, su gracia y agradable, es central para poder hacer durar, desde el cariño y la admiración, una relación. La crítica y el desprecio que dan cuenta de una permanente inconformidad por quien el otro es y lo que hace, son claros signos de decadencia amorosa.

10. ¿Compartes con tu pareja valores similares?

Compartir valores en cuanto a cosas que, valga la redundancia, son valiosas para uno mismo  – hay para quien el dinero es importante y para otros no tanto, la religión, la política, la monogamia, el valor o no del matrimonio, el deseo de tener o no tener hijos, la forma de educarlos, la importancia de la familia extendida, entre otros – es esencial para hacer más fácil la convivencia. 

No se trata de tener la misma escala de valores en todas las áreas de la vida, pero si congeniar suficientemente, en aquello que es irrenunciable para nosotros.

Si son muchos los “No´s” respondidos, y muchas cosas están marchando mal… y si sabemos que la gente cambiamos, pero tampoco seremos otros de los que somos ni haremos virajes bruscos, te pregunto: ¿valdrá la pena seguir nadando contra corriente? O soltarnos y que cada uno siga su camino…

 

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