En este artículo hablaremos del Ciclo de la Violencia, ¡Alerta con las banderas rojas!.
Esccrito por: Tere Díaz
Tiempo de Lectura: 7 minutos
En las redes de apoyo de las personas que sufren violencia, surgen preguntas como
“¿Por qué no se fue a la primera?”, ‘¿por qué aguantó tantos años?’, ‘¿por qué no lo dejó?’, incluso juicios como ‘ella está ahí porque quiere’, ‘ella lo permite’.
Para muchas personas parece sencillo optar por alejarse de alguien que lastima, golpea, humilla o agrede, pero en realidad no es tan fácil como parece. Cuando se es víctima de violencia en una relación de pareja, la mezcla de pasión y cuidados con maltratos y humillaciones hace difícil distinguir el riesgo en el que se está viviendo.
Existen herramientas que permiten comprender el ciclo de la violencia, para detectar una relación tóxica y generar los recursos para detener el maltrato, o bien salir de tal situación de peligro.
Hay un ciclo que se tiene que romper
La psicóloga Lenore E. Walke diseñó un esquema que permite ilustrar la complejidad que existe entre el abuso y las agresiones de las personas que violentan a sus víctimas. Este modelo permite explicar que hay lapsos cíclicos en las relaciones violentas y plantea las siguientes fases:
TENSIÓN
En la primera etapa se presentan conflictos, insultos, críticas, burlas, humillaciones, prohibiciones y celos, que, si bien pueden ser sutiles y han sido normalizados, generan un escenario de tensión que escala de menor a mayor estrés.
AGRESIÓN
En medio de esta acumulación de tensión se pueden presentar gritos, amenazas, reacciones de enojo, empujones, golpes y hasta uso de armas. No queda exenta como parte de las agresiones la violencia psicológica (burlas, humillación e invisibilización), patrimonial (destrozo y abuso de bienes materiales), o económica (privación de dinero, uso del dinero ajeno, o técnica del goteo que de a cuenta gotas los recursos económicos necesarios para subsistir).
CALMA O ‘LUNA DE MIEL’
La persona que agrede muestra, tras el periodo crítico o explosión, arrepentimiento de lo que hizo. Hace promesas diciendo “No volverá a pasar”, pero en realidad es una calma aparente, porque no hay cambios sustanciales.
Así, el ciclo se repite y vuelve a empezar con tensión, regresa la agresión cada vez con mayor frecuencia y más fuerza, y nuevamente el arrepentimiento que genera una calma aparente, y con ella la temporal y cada vez más corta la luna de miel.
Si este ciclo no se rompe puede replicarse muchas veces, incluso acortar los tiempos violentos e incrementarse, al punto que lo que inició como un golpe o empujón, puede venir una amenaza de muerte o un asesinato. Sabemos que desgraciadamente son frecuentes los feminicidios.
¿QUÉ IMPIDE ROMPER EL CICLO DE LA VIOLENCIA?
Romper el ciclo de la violencia es difícil debido a la dificultad de identificarlo. Reitero que esto se debe a la combinación de violencia y conductas amorosas, lo cual no hace sencillo detectar que se está en una relación que hace daño.
Otra de las dificultades que enfrentan las víctimas de violencia es que sus agresores suelen controlar y limitar de manera importante el contacto de dichas mujeres con sus familiares y amistades.
En algunos casos, son las mismas mujeres violentadas quienes cortan comunicación con sus familias para no poner en riesgo a sus familias. Es frecuente también ver casos en que son ellas las que se sienten responsables de la violencia que viven, por se culpan, se esmeran por “ser mejores” y se aíslan. A este cúmulo de infortunios se suma la falta de información pertinente para detectar esta violencia y para acudir a las figuras de autoridad pertinente en busca de ayuda.
La violencia afecta física y emocionalmente a quien la vive, a tal grado puede incidir en la víctima que la imposibilita a ver una posibilidad de cambio. Esto ocurre más cuando en la violencia expresada hay chantajes, manipulación, violencia económica, de modo que la persona que es violentada se siente atrapada y sin alternativas de salida, optando por confiar que las promesas hechas por su agresor algún día podrán hacerse realidad.
Las afectaciones que puede vivir una persona que atraviesa situaciones violentas incluyen problemas de salud física y emocional, incomprensión por parte de su familia y sus amistades, e incluso de las autoridades. Comprender que la violencia se manifiesta en ciclos cambia la idea equivocada de que las mujeres están soportando esas violencias porque quieren, porque de ella obtienen beneficios o porque les gusta.
ROMPER EL CICLO
Lo primero para romper los ciclos de violencia es dejar de normalizar las violencias. Del mismo modo es importante validar lo que uno siente, ya sea incomodidad, inseguridad o dudas respecto a la relación.
Hay síntomas físicos y emocionales muy puntuales que suelen aparecer cuando se sufre violencia, entre ellos puedo mencionar tanto signos físicos como molestias en garganta y estómago, colitis nerviosa, como signos emocionales tales como tristeza profunda, miedo y estados constantes de hipervigilancia.
Si el intento de aplicar alternativas que permitan tener mejor comunicación y convivencia en pareja para generar una relación sana no funciona, es importante hablar del problema con alguien en quien puedas depositar tu confianza y te apoye a buscar ayuda psicológica e incluso legal.
Todos merecemos una vida libre de violencia. ¡Actúa ya!