¿CÓMO PUEDO CAMBIAR A MI PAREJA?

Muchas veces surge la pregunta ¿Cómo puedo cambiar a mi pareja?, pero hay un error en pensar que podemos cambiar a la otra persona. Te explico.

Escrito por: Tere Díaz

Tiempo de lectura: 4 minutos

Es un error pensar que nuestro amor o esfuerzo puede cambiar a la otra persona.

Cuando en una relación de pareja no entendemos la naturaleza de los conflictos y no sabemos manejarlos, nos empeñamos en cambiar al otro

Pero nos evitaríamos muchos problemas si:

  • tuviéramos claro lo que NO queremos de una pareja
  • hiciéramos una mejor elección de la pareja

Para dar solución a los conflictos de pareja, muchas veces se toman caminos inadecuados para la resolución:

  • Puntualizar: Explicación de cómo son las cosas y cómo deben ser para que funcionen mejor.
  • Recriminar: Puntualizar las culpas del otro, aunque sean legítimas, produce rebeldía y genera reacciones de rabia, por el hecho de sentirse cuestionado y condenado.
  • Echar en cara: Acto comunicativo que induce a exacerbar en vez de reducir aquello que se quisiera corregir. Estrategia de victimismo: ser acusados de haberle hecho sufrir con nuestras acciones. Utilizar un lenguaje jurídico legal en el ámbito de las relaciones afectivas.
  • Sermonear: Proponer aquello que es justo o injusto a nivel moral, y con ello examinar y criticar el comportamiento ajeno. También se suele aplicar la estrategia de “predicación” como ámbito moral y religioso.
  • “Lo hago por ti”: Sacrificio unidireccional que obliga al otro a recibir algo de un “generoso altruista” que le hace sentirse inferior y en deuda.
  • Estuvo bien, pero... pudo ser mejor: Deja un sentimiento de insatisfacción, tanto en quien dice la frase como a quien va dirigida.
  • ¡Te lo dije!: Es una manera de reforzar la culpa en el otro, lo que produce más rabia y rebeldía.
  • Hacer más de lo mismo y esperar resultados diferentes.

Sin duda, podemos mejorar nuestro diálogo y nuestras relaciones. Aquí te propongo algunas opciones para un diálogo estratégico:

  • Distinguir la naturaleza del problema. Distinguir los errores, asumirlos para reparar lo que sea necesario. También incluye comunicar si ha habido una falta en la otra persona, sin culpar.
  • Preguntar antes que afirmar. Consiste en acercarse con curiosidad a ubicar lo que la persona necesita, qué le falta o por qué tuvo esa falla.
  • Parafrasear antes que sentenciar. Decir con tus propias palabras lo que te está diciendo tu interlocutor, para que se aseguren que estás en la misma página.
  • Pasar de la competencia a la colaboración. No se trata de ver quién puede más en una situación, sino de unir esfuerzos para realizar sus metas.
  • Evocar antes que explicar. Traer recuerdos, metáforas, eso permite tocar las cuerdas emotivas del otro antes que convencerlo. Hablando desde ti, lo que sientes, a qué se parece lo que sientes.
  • Pasar de lo lógico a algo más sensorial. Cuando hables de tus argumentos, habla también de lo que sientes.
  • Pensar nuestras acciones: hay que actuar diferente y primero pensar bien nuestras acciones.

Nunca está demás recorrer nuestro camino de la mano de un acompañamiento profesional.

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