¿Cuándo es transparencia y sinceridad?, ¿Cuándo es más información de la que necesitamos saber o decir?, El pasado de tu pareja.
Escrito por Tere Díaz
Tiempo de lectura: 5 minutos
Saber o no saber, decir o no decir…
Cuando uno se enamora – y particularmente después de una noche de copas y buen sexo – es común, entre jugando y en serio, empezar el maratón de preguntas sobre el pasado amoroso del nuevo amor:
“¿Cuántas parejas has tenido?”, ¿has sido infiel?”, “¿qué posturas disfrutabas más en el sexo?”, “¿a veces piensas en ella?”, “¿dime más de su vida y así me la quitaré de la cabeza?”,
y en ese ir y venir de preguntas y respuestas, muchas veces nos quedamos atrapados en un malestar, en un franco miedo, o con la rabia enquistada, que no suma a la nueva relación.
Pero, ¿Qué tanto sirve saber?, ¿qué preguntar y qué no preguntar?; ¿de dónde viene la necesidad de saberlo todo? Y más aún, ¿qué decir y qué callar cuando la pregunta está fuera de lugar o la persona no la podrá tolerar?
Lo que sí sirve
A reserva de hacer notar que hay quienes “les gusta jugar rudo”, y con ello me refiero a personas que el compartir de vivencias y pasados realmente las tranquiliza y no las inquieta, la mayoría de las personas son sentimos con el derecho a “saber todo de ti y tú todo de mí”, sin tener claro el para qué y el cómo saber.
Pero, retrocedamos a reflexionar
El primer planteamiento sería preguntarnos, ¿por qué quiero saber lo que voy a preguntar? ¿Para calmarme? ¿Para tomar la decisión de continuar o terminar? ¿Para controlar?
Te comparto a continuación lo que sí se requiere saber sobre el otro:
- Si la persona ha tenido una o más relaciones de suficiente duración.
- Si las relaciones vividas tenían un propósito y algún tipo de compromiso claro.
- Si en tales relaciones hubo violencia de algún tipo y quién la ejerció.
- Las razones generales de la terminación y las formas usadas para ponerle punto final.
- Si sigue habiendo algún tipo de contacto con aquella persona y los términos del mismo, sobre todo si hay hijos de por medio.
- Cómo se organizó la relación, en términos generales, en cuanto a lo económico, a los roles de género y a los acuerdos sexuales, y si aquello funcionó.
- Si padece o ha padecido enfermedades que pongan en riesgo la integridad física, sino la vida y la de la nueva pareja.
- Si la relación presente con sus familiares, empleados, compañeros de trabajo y amigos es cercana, respetuosa, incluso cálida.
- Y claro, cómo se proyecta, la persona, a futuro.
En general las personas, estamos más interesadas en el currículum sexual y amoroso de nuestra pareja, que en el tipo de compromisos y relaciones que ha sostenido en el pasado y sostiene en el presente, así como su proyección de vida a futuro.
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