Ser madre es una bendición, o al menos es lo que nos dicen. ¿Qué opinas?
Escrito por: Tere Díaz
Tiempo de lectura: 6 minutos
Cuando una pareja empieza a plantearse una vida con hijos, se produce una reflexión personal sobre cómo vivir el futuro. Aparecen debates acerca de los esquemas vitales; de cómo se entiende la vida en sí misma y el legado que queremos dejar.
¿Qué factores hay que considerar antes de dar el paso?
Es importante que la llegada de un hijo esté acompañada de certezas; que nuestra vida y las cosas que nos preocupan estén en orden y también nuestros sentimientos al respecto. Por eso debemos tener en cuenta una serie de determinantes (internos y externos) que nos permitirán saber qué tan listas estamos para tomar -o no- el camino.
- Factores externos: Pensar si el contexto en el que nos encontramos es favorable: ¿Tenemos inestabilidad laboral, incertidumbre? ¿podemos pagar el elevado precio de la vivienda?
- Factores internos: Estos son totalmente individuales y determinan la tendencia que tiene cada persona para tomar la decisión.
- Relación de pareja: La llegada de un hijo genera un cambio drástico en la relación: pueden aparecer problemas, inconvenientes e incomodidades. Una pareja sólida podrá desafiarlos con mayor facilidad, incluso podrá hacer de ellos una fuente de unión.
- Y ¿qué pasa si no tengo pareja? Una madre soltera puede hacer alianzas, equipos colaborativos y acuerdos diversos con otras familias, mujeres, amigos, que tengan un reto similar. Sin soltar tu responsabilidad básica, genera en colaboración equipos de crianza solidaria y compartida.
- Estado psíquico: Esta experiencia hace que aparezcan sentimientos muy intensos: alegría, miedo, tristeza o culpabilidad. Si de manera particular arrastramos un problema anterior o no tenemos los recursos adecuados para gestionar esta nueva responsabilidad, el desbalance emocional se puede incrementar.
- Disponibilidad de tiempo: Conciliar la tarea de ser padres con el trabajo supone un gran esfuerzo y dedicación. En muchas ocasiones más para la madre, sin embargo, no puedes perder de vista tu salud y equilibrio personal. Los pequeños placeres sostenidos generan bienestar a largo plazo.
- Compromiso con tu maternidad/paternidad: La vocación debe ser profunda: se puede valorar cada punto, anticipar y buscar soluciones. Ahora, también hay que pensar en que tu hijo no puede ser tu único proyecto de vida. Y es que conquistar la propia vida es una forma de mostrar a los hijos lo mucho que aprecias su presencia en tu vida, al tiempo que no renuncias a tus proyectos personales y a tu libertad.
Algunas preguntas para despejar dudas
Es importante que antes de proveernos de respuestas aprendamos a hacernos las preguntas correctas para el lugar donde estamos parados. Lo importante de este ejercicio es ser honestos respecto a lo que realmente queremos vivir y afrontemos que, si la respuesta es no, la vida puede ser tan feliz y plena como queremos.
- ¿Tener o no tener hijos es una decisión personal o está más bien impulsada por lo que me dicen los demás y por la presión que ejercen sobre mí?
- ¿El decidir no tener hijos se relaciona con una situación económica o laboral inestable?
- ¿La falta de apoyos sociales suficientes tiene una gran influencia en mi elección de ser o no ser madre?
- La decisión ¿se ha debido a factores externos, trabajo, apoyo social, etc..? o bien ¿se ha debido más a factores internos relacionados con el hecho de que no experimentas el deseo hacia la paternidad o maternidad?
Consideremos, de manera particular, que las mujeres, acercándose a los 40 años, empiezan a sentir la presión del reloj biológico y con ello a buscar y acelerar vías para lograr su objetivo de ser mamás. Para los hombres el interés y rango de “preocupación” es diferente, si bien algunos a los 35 años se preguntan si serán padres y cuándo lo querrán, hay quienes no es antes de los 50 que lo consideran con seriedad.
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