10 consejos para sanar las heridas de la infancia

La posibilidad de recuperarnos de las heridas de la infancia requiere, en términos generales, los siguientes pasos.

 

Escrito por: Tere Díaz

Tiempo de lectura: 5 minutos

 

  1. Reconectar con lo que causó dolor. Siempre con cautela y poco a poco, traer al presente las sensaciones tanto físicas como emocionales para poder aclarar los detalles de lo pasado y así poder afirmar que no es una falsa memoria y que sí nos causó daño.

 

  1. Reconocer los sentimientos y emociones que se generaron en el pasado y que se generan hoy. A veces suprimimos el recuerdo o emoción para sobrevivir. El flujo afectivo es sano y facilita el procesar las emociones angustiantes, como la ira, la tristeza, la vergüenza, la culpa y el miedo; dejarnos sentir es esencial para sanar el trauma infantil cuando se es adulto.

 

  1. Dejar experimentar en el cuerpo el dolor. Localizar la emoción – ¿en el pecho? ¿en la espalda? ¿en la boca del estómago? – y conectar desde ahí con el enojo, vergüenza, culpa, miedo, tristeza, humillación, resentimiento, etc. Al principio podemos sentirnos rebasados, pero poco a poco la experiencia emocional irá fluyendo con más suavidad. Es muy importante hacer distinciones de las emociones para ir sintiendo el desahogo y evitar que la expresión de nuestro malestar emocional nos inunde.

 

  1. Reconstruir lo vivido a través de un proceso mental que ensanche la historia de lo ocurrido y resalte las defensas que pusimos en el pasado para atenuar el dolor. Este paso incluye reconocer las herramientas que teníamos en el pasado y las nuevas competencias que hemos desarrollado, a raíz de lo vivido y/o a pesar de lo vivido, para sobrevivir.

 

  1. Atravesar otros duelos que derivaron de la herida primaria. Es común que un problema o una pérdida presente, por ejemplo, un rompimiento amoroso, nos detone la apertura de abandonos o rechazos más temprano. Al destapar esas heridas primarias, tenemos la oportunidad de sanarlas.

 

  1. Cultivar la autocompasión y el reconocimiento frente al rechazo y el autodesprecio. Caminar hacia la aceptación y el cuidado personal son pasos hacia la sanación de heridas del pasado.

 

  1. Buscar una reparación, si es posible. Nombrar el daño, denunciarlo, pedir que se acepte lo sucedido, solicitar una reparación al menos en forma de compensación. Sobra decir que se tenga la edad que se tenga, nunca es tarde para alejarse de la persona que sigue lastimándonos o para ponerle los límites, que como adultos necesitamos, para preservar nuestra integridad física o emocional.

 

  1. Integrar nuevas competencias, actitudes, habilidades, y autocuidados para afrontar la vida. La autoaceptación, la asertividad, la capacidad de poner límites, la responsabilidad de la propia vida, la integridad y al congruencia, son competencias que nos permitirán procesar nuevos eventos lastimosos, así como evitar situaciones de riesgo.

 

  1. Reconstruir el proyecto de vida para generar autocontención. Pensar en el quienes somos hoy y nuestros sueños, necesidades, intereses y valores, permitirá que diseñemos un plan de vida para conquistar el futuro.

 

  1. Solicitar ayuda profesional. El apoyo psicológico o psiquiátrico facilita sanar cualquier herida, sobre todo el estrés causado por situaciones que seguimos viviendo y reviviendo de manera que no sabemos cómo manejar.

 

Si deseas profundizar y trabajar de manera personal en los puntos señalados anteriormente, puedes buscar apoyo con algún especialista del equipo que he formado en Psicoterapia la Montaña.

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