LA PAREJA NUNCA PUEDE SER PAREJA

¡¿Pero, cómo?!. Así es, la pareja nunca puede ser pareja.

Escrito por: Tere Díaz

Tiempo de lectura: 5 minutos

Los tiempos han cambiado y con ellos los privilegios patriarcales que lentamente se van desarticulando. Aún así, al hablar de pareja, y me refiero a cualquier pareja (hetero u homo), entender la igualdad y el equilibrio amoroso en un 50 y 50 cada quien, no es real y tampoco funciona. 

Han pasado por mi consultorio muchas parejas cuyas peleas se relacionan con querer ser tan “puristamente” justos, que terminan llevando una contabilidad competitiva de qué se dan, qué aportan y cómo se ayudan, que termina por ausentar el deseo y marchitar el amor.

¿Por qué?

Si bien toda vida personal consiste en la conquista de mejores oportunidades de vida a todos los niveles -educativo, económico, social, de salud, laboral- y con ellas obtener una mayor autonomía emocional e independencia afectiva, ni la vida es justa, ni las circunstancia que nos acontecen a lo largo de ella son previsibles, controlables y parejas. 

La vida se caracteriza por el cambio permanente que solo consigue cierta estabilidad a través de un equilibrio más o menos precario, y es en esa turbulencia que la pareja ha de aprender también a malabarear, a alternar roles, a cubrir huecos, a asumir responsabilidades que “no le corresponden”, a echarse el hombre y a actualizar permanentemente su relación a través de la consideración mutua y de la negociación ligera y constante.

La vida no es justa. 

Toda persona lleva en la bolsa un paquete de cartas para jugar el juego de la vida, pero no todos nacemos con las mismas cartas por diversas razones, algunas elegidas, otras dadas y unas más impuestas.

  1. En lo material. No es lo mismo nacer en una familia con estabilidad y posibilidades económicas a una con menos acceso a bienes materiales.
  2. En lo educativo. No es lo mismo haber terminado únicamente la educación media que haber accedido a educación superior, incluido un doctorado en Oxford.
  3. En lo cultural. No es igual haber accedido a un ambiente rico en cultura diversa que aporta experiencias varias y conocimiento.
  4. En lo social. No es lo mismo ser hombre que mujer, que trans, que homo, que hetero, y demás.
  5. En lo familiar. Haber vivido con una familia cálida y responsable entre padres y familiares tóxicos y abusivos.

*A esto podemos agregar otros aspectos o condiciones de vida (Edad, nacionalidad, gobierno de su país, etc.)

Esto ya marca en la pareja que, desde su inicio, o alguien tenga más cartas para jugar en la relación de pareja por sus situaciones de privilegio, o, teniendo el mismo número de cartas para barajar, alguien tenga puros corazones y espadas, y el otro diamantes y tréboles. 

Esto muestra cómo el conocimiento mutuo, la aceptación de las diferencias, la consideración mutua, y la negociación ágil y ligera, permita que la pareja se sostenga sin una permanente competición y comparación. 

Aplica en lo pequeño y cotidiano, igual que en lo más complejo y trascendente.

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