Ayuda a tus hijos a mejorar en la escuela.

Todo cambia a una vertiginosa velocidad y hemos de adaptarnos a la transformación. Particularmente en la educación, con la nueva tecnología de trabajo y métodos de estudio, requiere que nosotros como padres y madres de familia, ayuda a tus hijos a mejorar en la escuela. 

Escrito por: Tere Díaz

Tiempo de Lectura: 5 minutos

Te comparto estos consejos, para que aplicándolos, tus hijos adquieran resultados escolares positivos, gusto por el estudio y una mejor interacción contigo.

1. Mantén contacto con la escuela y con la comunidad educativa.

Conocer a directivos y maestros, entender el programa de estudios, las políticas de evaluación, las técnicas disciplinarias y la forma en que se va a trabajar, te permite no solo crear relaciones escolares de apoyo sino consciencia de lo que tu hijo debe de hacer y de cómo puedes tu apoyarlo mejor. Los niños se desempeñan mejor en los estudios cuando sus padres se involucran en su vida escolar.

2. Prepara todo el material necesario para su trabajo escolar.

Contar con los temarios, libros, útiles, uniformes, incluso preparar espacios físicos en el hogar para el desarrollo de tareas y periodos de estudio, crea un ambiente y proporciona herramientas indispensables para la disposición al estudio y el logro del mismo. Estos hábitos de organización facilitan el logro de sus objetivos académicos. 

3- Asegúrate de que inicie sus clases matutinas o vespertinas con un buen estado físico.

El sueño, la limpieza, el orden, la alimentación, son los recursos básicos para que un pequeño se sienta alerta y fuerte, un buen desayuno, un control de horas de sueño, entre otro, facilitan su empeño escolar. Ojo, el manejo de las emociones y las relaciones familiares, tienen un importante impacto en su bienestar psiquico que repercute su funcionamiento académico.

4. Date un tiempo para acompañarlo en sus tareas.

No todos los niños requieren la misma atención y acompañamiento al ejecutar sus tareas: algunos necesitarán de más presencia tuya y otros de una revisión esporádica. En ambos casos, el que ellos te sepan interesado en lo que están aprendiendo y trabajando, así como disponible para ayudarlos, es una fuente de seguridad y motivación. Disponte a hacer siempre cierta supervisión que les organice periodos de concentración y periodos de descanso. Intercalar 10 minutos de movimiento y distracción por cada media hora de trabajo facilita el avance del mismo.

5. Enséñales hábitos de estudio.

Facilitar que tus hijos organicen lo que van a  estudiar y a realizar en periodos te tiempo y en secuencias particulares, facilita las tareas. Iniciar con algo sencillo que de la sensación de logro, genera motivación. Continuar con lo más difícil, para dedicarle tiempo suficiente y energía desbordante, es importante; no dejen al final lo más difícil. Y por último, terminar con algo que requiera de trabajo pero no de un gran esfuerzo mental, para cerrar el estudio. Recuerda intercalar periodos de descanso así como de acompañamiento por si te necesitan. Una breve colación sin mucha azúcar puede afinar su atención.

6. Crea rutinas.

Tanto las rutinas académicas como los hábitos de la vida familiar deben sincronizarse en una sola rutina que incluya el día total del niño. Hablar de rutina es hablar de regularidad, anticipación de lo que se hará, hábitos que se siguen, y claridad en lo que se espera. Las rutinas ahorran energía y pleitos pues cada uno sabe lo que le toca hacer, cómo, cuándo, y dónde.

7. Ábrete al propio aprendizaje y compártelo con ellos.

A través de momentos de lectura con ellos, de comentarios sobre programas de televisión o de la red, de charlas sobre lo que pasa en la vida, promueve con ellos el aprendizaje familiar. Entender, preguntar, indagar, experimentar, son actitudes que muestran la valía y el disfrute de aprender y cambiar. La vida diaria ofrece infinidad de oportunidades de aumentar los conocimientos intelectuales y emocionales en familia. 

8. Celebra los éxitos con ellos.

Hacer de la vida académica de los hijos parte de la vida familiar con sus tareas pero también con el disfrute de los logros, es una actitud positiva que facilita la experiencia de aprendizaje. Reconocer, festejar, compartir los aprendizajes así como los avances, dan cuenta del valor que das al estudio y de la importancia que tiene aprender.

No podemos dejar de señalar que en la base de la educación de nuestros hijos y nuestras hijas debe estar el amor, pero el amor por sí mismo no es suficiente. 

Los padres dedicados, cálidos e involucrados con la crianza, tienen actitudes específicas en relación sus propias emociones y a las de sus hijos, al tiempo que desarrollan un escenario de normas claras, adecuadas y explícitas que contienen a sus hijos y les dan seguridad.

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