Rueda mi mente, no se detiene… es la Rumiación mental o pensamiento rumiante

Cuando rueda la mente y no se detiene… ¿Qué es la rumiación mental o pensamiento rumiante?,

Hablamos de rumiación mental o pensamiento rumiante cuando nos topamos con un desespero de no poder sacarnos de la cabeza el recuerdo de una situación pasada, o también de una obsesión nos haga vivir preocupados por el futuro.

Puede describirse cuando en la cabeza damos vueltas y vueltas a una misma cuestión sin encontrar solución. Consiste en ideas obsesivas que se repiten una y otra vez en bucle. La rumiación mental o pensamiento no genera una reflexión fructífera porque la mayoría de las veces nos lleva a conclusiones a medio elaborar. 

Las personas que rumian lo sucedido mil veces, se imaginan finales que ya no se dieron, se reprochan lo que hubieran dicho y hecho de haber sabido lo que saben ahora.

Factores que los precipitan:

  • Se presenta mucho en un carácter obsesivo: perfeccionismo.
  • Neuroticismo. estado continuo de preocupación y tensión, poca tolerancia al estrés, tendencia a la culpabilidad y a somatizar.
  • Enfoque exagerado en las relaciones de uno con los demás.
  • Factores estresantes continuos que no se pueden controlar.
  • Antecedentes de trauma. Todo, todo el tiempo, nos recuerda eso. Se cuenta a todos para sólo quedarse con la respuesta que se quiere oír.
  • Analfabetizmo emocional que impide reconocer, entender y manejar las emociones atascándose en vaivenes mentales. 

¿Para qué lo hacemos?:

  • Para obtener información útil, según nosotros.
  • Buscando alivio emocional.

El pensamiento rumiante pueden ser señal de: 

  • algún problema emocional no identificado
  • un trauma 
  • una sobrecarga real
  • una preocupación específica que no hemos resuelto. 

Detrás del pensamiento rumiante hay mucha ansiedad ¿Cómo mantenerla a raya? 

1) Trabajar en la confianza en uno mismo. Reconocer nuestras competencias y hacer uso de ellas. Las competencias reconocidas se pueden fortalecer y potenciar a través de pequeñas acciones que nos permitan seguir ejercitándolas e incluso desplegando otras nuevas. Apropiarnos de estos logros refuerza la experiencia de agencia personal.  

2) Aprender a gestionar todo el mundo emocional. Entender el sentimiento o meta-sentimiento que está detrás de la rumiación.

3) Manejo del estrés. Éste es la respuesta del organismo a la anticipación del futuro imaginado como amenazante. Centrarse en el presente y poder vislumbrar anticipadamente el logro, no sólo favorece la motivación, sino que activa una química corporal que genera bienestar y optimismo.  Hay que  distinguir aquello que se puede controlar y aquello que no para dejar de lado lo que está fuera de nuestra gestión y  concentrarnos en lo que sí podemos manejar.  

Recuerda que acudir con un especialista te apoya con un proceso de acompañamiento para profundizar lo que estás experimentando, puedes aprovechar ese espacio que es adecuado para atender tu situación y tu condición, ofreciéndote así más y mejores herramientas y estrategias para afrontar situaciones internas y externas.

Un buen acompañamiento terapéutico te ayudará a construir una base emocional que te proporcione mayor bienestar.

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