Aquí te doy cinco consejos para renovarnos en pareja.
Escrito por: Tere Díaz
Tiempo de lectura: 5 minutos
La vida de pareja se ha transformada a una gran velocidad en los últimos 100 años. Lo que a nuestros abuelos, y quizás a nuestros padres, les funcionó es probable que hoy no sea lo que nuestra relación necesita para sostenerse y crecer.
¿Qué requieren las parejas del siglo XXI para funcionar bien y obtener satisfacción de su convivencia?
- Re- contratar. Los cambios vertiginosos de nuestros tiempos así como las aspiraciones de desarrollo y satisfacción tanto de hombres como de mujeres requiere de las parejas de hoy la actualización permanente de su relación. Las parejas que duran y que duran bien son las que recontratan actualizan. Esto significa poner sobre la mesa los sueños, valores, necesidades e intereses personales de manera que sepan quiénes son hoy y qué requieren para su vida personal y conyugal. Esto implica hablar de tiempos, presupuestos y espacios separados y compartidos para que cada uno sea apoyo del otro y no obstáculo a su crecimiento personal. Un buen amor abre puertas a quienes se aman y no, por el contrario, les cierra las puertas a su desarrollo personal.
- Saber negociar. Solo las parejas que saben negociar en un ganar-ganar son las que logran recontratar. La negociación constructiva permite a cada miembro de la pareja expresarse, comprender las necesidades del otro y crear nuevas soluciones. La pareja que sabe negociar resuelve sus diferencias mediante la toma de decisiones consensuadas, el respeto mutuo y la valoración de cada uno como individuo y de la pareja como unidad. Esto como decía, se manifiesta en la consideración de las necesidades, los sueños, los intereses y los valores de ambos cónyuges. Esto permite: ganar con el otro en vez de ganar contra el otro. Y toda buena negociación deja a cada uno de los miembros de la pareja un poco insatisfecho. ¿Por qué? Porque quedar totalmente satisfecho de manera unilateral implica una gran insatisfacción de alguno de los dos.
- Compromiso con la propia madurez. La negociación constructiva implica cambiar del control unilateral a los acuerdos compartidos mediante el aprendizaje mutuo y la superación del egoísmo individual. La gente egoísta, considerando de antemano que no es una mala persona, es muy inmadura. Las parejas que renuevan su relación son parejas cuyos miembros están comprometidos con su madurez personal. ¿Y qué es la madurez personal? La capacidad de autocriticarse y reconocer los propios aciertos y sus errores, el interés por conocer lo que pasa en su entorno y entender otros puntos y perspectivas diferentes a las propias, la entereza de tolerar la frustración y posponer la gratificación, de relacionarse con la pareja de igual a igual y no abusando de los privilegios que pueda tener sobre su cónyuge por motivo de raza, género, fuerza física, clase social, abundancia economía o ventaja en educación. El amor todo lo cura si la persona madura.
- Capacidad de juego y diversión. Cuando los problemas, que siempre los hay, impiden crear espacios de juego, de alegría y de placer entre los cónyuges, empieza a pesa la rutina, los resentimientos y las obligaciones por encima del disfrute que caracterizaba los inicios de la relación de pareja. A reserva de que estemos deprimidos o enfermos, todos tenemos actividades y espacios que nos permiten descansar y disfrutar. Las parejas que alimentan estos espacios lúdicos y placenteros, incluyendo como uno de ellos el placer erótico, son parejas que construyen una ligación suficientemente fuerte para sortear dificultades y proyectar un futuro común con la confianza de que pesa más lo positivo que lo negativo.
- Poder de seducción. Seducir en el sentido integral de la palabra es lograr que el otro se interese y siga interesado en ser parte de mi vida. Seducir es resultar atractivo en el sentido más integro de la palabra. La persona seductora se caracteriza por su capacidad de crear momentos emotivos pero no melodrámaticos, de proporcionar información de interés, de mostrar su forma auto responsable de abordar la vida, de no victimizarse sino de ser proactiva, por disfrutar de sí misma y por tanto de compartirse con agrado, de saber conectar con su intimidad y mostrarla cuando es necesario, y sobre todo, de tratar a su pareja como un otro diferente al que día a día quiere redescubrir porque sabe que es un persona en continua transformación. Seducirse y atraerse día a día, es una forma de conservar el deseo del otro por seguir con uno. Las parejas que se renuevan siempre se sorprenden y crean interés y expectativas mutuas.
Hoy podemos (y debemos) elegir libremente a un compañero “de viaje” y merecemos en ese encuentro un intercambio igualitario que nos genere bienestar emocional y sexual. ¡Faltaba menos! Claro, la persona elegida ha de aceptar nuestra individualidad y nosotros la de ella, pues el ideal de autorrealización no se pondrá en juego por una relación amorosa, y así como el trabajo, las amistades, las localidades cambian a “la velocidad del rayo”, hemos de lograr, mediante negociaciones constantes que el equilibrio, el disfrute y la reciprocidad, se sostengan en nuestra relación.
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