Hay planteamientos que prometen darle sentido a nuestra vida, pero no siempre nos satisfacen. Hablemos de la autorrealización y brindemos una respuesta a la pregunta, ¿Qué le da sentido a tu vida?.
Escrito por: Tere Díaz
Tiempo de lectura: 5 minutos
Diariamente, por infinidad de medios y diversidad de planteamientos, se nos hace creer que lo que dará sentido a nuestra vida es una lista interminable de circunstancias externas: la fortuna que acumulemos, el prestigio que cosechemos, la pareja que encontremos, los hijos que tengamos, o en lo bellos y jóvenes que nos conservemos.
No podemos decir que todo esto no sea importante: sin duda, parte de la satisfacción personal tiene que ver –en mayor o menor medida- con aquello, pero
¿esas circunstancias, en caso de tenerlas a nuestro favor, bastan y sobran para sentir que nuestra vida adquiere sentido?
De la mano de lo anterior, entonces, viene la interrogante mayor: ¿hacia dónde dirigirse? Podemos llamar meta, o misión, a este “dónde dirigirse”.
Esta misión que da significado a la vida no se inventa, sino que es la propia consciencia la que la encuentra, la descubre en el diario caminar a partir de quien uno es: las propias competencias, los sueños, las tareas no cumplidas, las vicisitudes de la vida atravesadas.
En ocasiones lo cotidiano puede absorbernos tanto que nos dificulta apreciar el sentido último de las cosas. En contraste, existen momentos en que percibimos más plenamente la existencia, las limitaciones, la mortalidad y otras características inmutables de la vida.
Es en esos momentos cruciales cuando puede aparecer el impulso de lidiar con el fundamental anhelo humano de construir una auténtica vida de compromiso, de conexión, de sentido y de autorrealización.
No es fácil integrar la ambivalencia de la vida: al tiempo que somos seres concretos, finitos e históricos no podemos olvidar nuestra apertura infinita, nuestra dimensión trascendente. Pero mirando al infinito tampoco podemos hacer a un lado nuestro ser cotidiano, nuestra necesidad de comer, nuestro arraigo a una historia concreta y a una biografía irreductible con sus limitaciones y contradicciones. Lograr avanzar en la vida maniobrando ambas dimensiones es como integramos la totalidad de la naturaleza humana: inmediato–infinito, concreto–abstracto,inmanente–trascendente; y es el juego de ambas dimensiones lo que da sentido, dirección y significado a la vida.
Caminando con sentido… de vida
Existen tres caminos, que pueden ayudar a dar sentido a la vida, concretado en un proyecto de vida personal. Cada uno de ellos puede ser independiente pero sin duda los tres se enriquecen si están interconectados.
También pensamos que visto cada uno de ellos de manera separada, pueden ser estadios del proceso a seguir para reconocer un proyecto personal y adquirir significado en la vida.
- El primer camino consiste en el cumplimiento de un deber o creando un trabajo: construir un área concreta de aporte social, de contribución grupal y al tiempo de auto-sustento y desarrollo profesional. Nuestro quehacer cotidiano sin duda puede ser fuente de sentido.
- Un segundo camino se refiere a la experiencia o al encuentro: experimentar algo a nivel sensorial y emocional, artístico y cultural, o bien en el encuentro con alguien. Podemos decir que además del trabajo como vía para encontrar sentido, están el arte y el amor.
- Y un tercer camino, quizás el más importante, es el que transitamos cuando nos enfrentamos a un destino que no podemos cambiar y aún ahí estamos llamados a dar lo mejor, expandiendo el propio a través de lo experimentado durante tal desafío.
¿Qué le da sentido a tu vida? Recuerda que solo alineando los deseos con las posibilidades reales y los valores personales, se puede encontrar el significado de la existencia, y éste por muy gigantesco o humilde que pueda parecer, es, al final, el descubrimiento más grande que un individuo puede tener.
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