Hablemos de Madres agotadas entre la vulnerabilidad y la culpa.
Escrito por: Tere Díaz
Tiempo de lectura: 5 minutos
Nadie dijo que criar era una tarea sencilla, si lo sabré yo, madre de cuatro varones. Ejercer la maternidad conlleva aprender mediante muchas experiencias “de ensayo y error”, pues lo que salió bien con uno, puede no resultar con el otro. Y aunque criar en esta época tiene sus propias complejidades y conflictos también es cierto que puede ser una labor fascinante y enriquecedora.
El lado b de la maternidad
Hasta hace muy poco tiempo, solo se hablaba del lado más bonito de la maternidad. En los libros, las revistas y el cine, se exaltaban los valores y atributos de ser mamá y papá, exponiendo solo lo positivo de esta labor y dejando de lado lo agotador que puede llegar a ser educar en una época que exige sus propios retos y complejidades.
De generación en generación nos contaron relatos poco realistas donde no había espacio para el error o el arrepentimiento. Pero lo cierto es que ejercer la maternidad conlleva a un cierto cansancio, un debate interno por conciliar la vida personal con el desarrollo profesional (como fue mi caso) y una cierta frustración al experimentar la sensación de que no consigues aquello que te propones como madre.
Cuando yo tuve a mis hijos se obviaban las emociones ambivalentes que puede llegar a sentir una persona cuando se convierte en padre o madre. Sentimientos que van desde la culpa, el arrepentimiento, la tristeza, la vulnerabilidad y que muchas veces impiden pensar con claridad y decidir correctamente sobre los hijos.
¿Cuántas veces muchas de nosotras no hemos querido salir corriendo y dejarlo todo?
Sin embargo, recientemente y gracias en gran medida a las redes sociales y relatos de mujeres que han alzado la voz al respecto, hoy conocemos historias más realistas de la “difícil tarea de ser madre y padre. Porque si, la maternidad es hermosa para quien la desea también excesivamente complicada. Cuidar, sostener, dar ejemplo y tener paciencia es sumamente agotador y, en ocasiones, frustrante.
Los estándares de ser una madre o padre modelo son altísimos y todas en algún momento hemos sentido que la educación de nuestros hijos nos sobrepasa, agota, agobia y desborda emocional y económicamente… aunque ese es otro cantar. Porque sí, lo económico a la hora de educar cuenta, y como dicen por ahí: “cuenta mucho”.
Aprende a claramente
¿Cuántas mujeres no han perdido la calma ante diversas situaciones y acaban tomando decisiones desde la impotencia y la angustia?.
Porque aceptémoslo, pocas de nosotros podríamos asegurar que jamás hemos sentido culpa al ver cómo perdíamos la calma ante una conducta desajustada, o un berrinche de nuestros hijos o al alzarles la voz e imponer un castigo cuando las cosas no han salido bien en casa.
Por suerte, para muchas de ustedes que aún se encuentran en esa labor, los tiempos están cambiando y pueden expresar con mayor más naturalidad y hablar sin culpa de estos fantasmas de la maternidad.
Ayuda a tus hijos a mejorar en la escuela.
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